Zapatero insiste en que no habrá remodelación de Gobierno
El semestre español en la UE fue alabado por las máximas autoridades europeas pero cosechó críticas entre la mayoría de los parlamentarios
ESTRASBURGO / BRUSELAS. Actualizado: GuardarEl presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, insistió ayer en que no tiene «ninguna intención» de hacer cambios en su Ejecutivo una vez que ha terminado el semestre de presidencia de la UE, según aseguró en rueda de prensa en Estrasburgo (Francia), en donde tuvo lugar el balance oficial de los seis meses de gobierno europeo por parte de las autoridades españolas.
«No tengo ninguna intención en estos momentos de proceder a hacer cambios», respondió a los periodistas tras comparecer ante el pleno de la Eurocámara, e incluso ironizó con que se le volviese a interrogar sobre este asunto: «Como ésta es nueva se me olvidaba (responderla)», dijo.
El fin del semestre de presidencia europea se había barajado en las filas socialistas como el momento para una posible crisis de Gobierno, pero Zapatero quisó ayer con sus declaraciones zanjar el asunto a pesar de que el propio Palacio de la Moncloa difundió hace semanas que el propio presidente hizo saber a sus colaboradores, incluidos los tres vicepresidentes, los posibles cambios en el Gobierno.
Sin embargo, en público, las dos vicepresidentas, María Teresa Fernández de la Vega y Elena Salgado han declarado en numerosas ocasiones sentirse respaldadas por Zapatero e insistido en que todo el Gobierno está centrado en combatir la crisis económica. Por ese motivo, costó arrancarle al Jefe del Ejecutivo unas declaraciones que no tuvieran que ver con los seis meses en que España ha presidido la UE.
El presidente efectuó de esta manera ante el plenario de la Eurocámara un balance en el que fueron presentados, como méritos del mandato, resultados que no han sido buscados por el Ejecutivo español, o en cuya consecución el Gobierno de Zapatero ha tenido escasa o nula relevancia.
Buscando una coherencia elusiva con su intervención precedente ante los eurodiputados del 20 de enero, dada la evolución explosiva de los acontecimientos estos últimos seis meses, Zapatero reevaluó el orden de sus prioridades para la presidencia española, ya concluida, citando dos como las más importantes: facilitar la entrada en funcionamiento de las nuevas instituciones previstas por el Tratado de Lisboa y hacer frente a la crisis. Y juzgó haber dado respuesta a ambos objetivos.
En cuanto a la crisis, manifestó que el mandato ha visto avanzar de manera muy significativa el proyecto de gobierno económico de la UE, y pasó de puntillas por algunas de las carencias que más se dejan sentir en esta complicada temática: la ausencia de regulación en materias de gran trascendencia como el mercado de los derivados, la descoordinación final con los EE UU en la salida de la crisis y las incógnitas que pesan sobre proyectos como la tasa bancaria, la lucha contra los paraísos fiscales o la remuneración de los ejecutivos.
Para Zapatero, son méritos del semestre las respuestas dadas por la UE a la crisis griega o la instauración de un mecanismo para subvenir a las necesidades de financiación de países con problemas de captación de capitales a precios normales en los mercados de capitales. Olvidó decir el presidente que España estaba en las mentes de todos cuando ese mecanismo fue creado.
La respuesta de la Cámara a los postulados de Zapatero fue generalmente negativa: encontró eco favorable entre los socialistas, cuyo líder, Martín Schultz, juzgó el mandato español como «un éxito»; en el presidente de la Comisión, Durao Barroso, quien consideró que la presidencia española había sido «buena y sólida»; y en el presidente de la Eurocámara y anfitrión de Zapatero, Jerzy Buzek, quien consideró que el Gobierno español «ha sabido navegar en aguas procelosas», y que ha hecho frente «a muchísimas cosas muy difíciles» durante su mandato.
El resto fue mucho menos clemente. Joseph Daul, líder de los populares, consideró «difícil atribuir a la Presidencia los méritos del semestre», y lamentó la anulación de la cumbre con EE UU. El liberal Lambsdorff contrapuso las expectativas creadas por las autoridades españolas para esta presidencia con sus resultados, que han sido escasos, mientras que Timothy Kirkhope (Conservadores y Reformistas) protestó por la política española hacia Cuba, y Meyer (IU) resaltó las protestas contra los sacrificios impuestos por los gobiernos para afrontar la crisis.