El ruido y las nueces
Actualizado: GuardarTengo la sensación de que España es una potencia mundial como fabricante de cortinas de humo; qué pena que estas factorías no creen empleo. Un ejemplo es el Estatuto de Cataluña: nacido de forma artificial, sirvió como coartada para la razón de ser de partidos políticos que viven de cabrear al personal. Dicho texto fue votado por una ínfima parte de la sociedad catalana. Después aparecieron los populares en una cruzada a la que nadie les había llamado y desplegaron todos los modelos de palos de rueda a su alcance. Echaron leña a un fuego estéril que ha consumido papel, tinta, paciencia y estupidez colectiva a raudales. Tras la resolución del máximo Tribunal queda el epílogo: desfile de caras ofendidas, proclamas que rompen España y un sinfín de profecías que de nuevo el tiempo dejará en escasas nueces después de tanto, tanto ruido.