Urrusolo Sistiaga. :: EFE
ESPAÑA

ETA muestra sus dos caras en la Audiencia

'Txapote' manda al «carajo» al tribunal mientras que Urrusolo asegura que la «lucha armada tenía que haber terminado hace tiempo»

MADRID. Actualizado: Guardar
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Separados sólo por 30 metros, pero en realidad estaban en las antípodas el uno del otro. La fortuna quiso que ayer en las salas de vistas de los sótanos de la Audiencia Nacional coincidieran dos iconos de dos ETA muy diferentes. El de la ETA más recalcitrante e irredenta, al que la perspectiva de las decenas de años de cárcel no parece hacer mella en su discurso radical. Y el de la otra ETA, al que la cúpula ha expulsado de la organización, que ya no duda en hacer públicas sus críticas a la banda.

El duro 'Txapote' versus el arrepentido Urrusolo. El primero Francisco Javier García Gaztelu, 44 años, en la cárcel desde hace nueve y ex jefe militar de ETA. El segundo, Joseba Urrusolo Sistiaga, a punto de cumplir los 53 años, entre rejas desde hace más de trece y ex miembro de uno de los comandos más sanguinarios de la banda.

García Gaztelu, 'Txapote', el asesino de Miguel Ángel Blanco, Gregorio Ordóñez o Fernando Múgica, entre otros, volvía al tribunal de la calle Génova para enfrentarse a su enésimo juicio: la organización en 2000 de un comando de información en Madrid. Y de nuevo volvió con la misma actitud chulesca que le ha valido ser expulsado en anteriores vistas, en las que no había parado de reírse o de charlar con su novia, Irantzu Gallastegi Sodupe.

Ayer, a falta de contertulia, 'Txapote' la emprendió con la presidenta del tribunal a las primeras de cambio. Ángela Murillo, le ordenó en varias ocasiones que se pusiera en pie, sin que el procesado se diera por aludido. Como es preceptivo, la presidenta le preguntó si iba a responder a las preguntas del fiscal. La respuesta de 'Txapote', en euskera, fue un sonoro «al carajo». No quedó ahí. El etarra con burla le mandó un beso a Murillo. La presidenta entonces ordenó a los agentes que trasladaran al terrorista a la 'pecera', el habitáculo de cristal blindado que hace las veces de celda en la sala de vistas.

Casi a la misma hora, en otra sala de vistas Urrusolo Sistiaga sí hacía por defenderse de las graves acusaciones que pesan contra él: 128 años de cárcel por un triple asesinato.

A preguntas de su abogado, que a diferencia de los habituales de ETA sí participó activamente en el juicio, el histórico miembro del 'comando Madrid', recordó que él abandonó ETA en 1994 y que desde entonces se ha «posicionado» a favor de que abandone las armas. «La lucha armada tenía que haber terminado hace tiempo», aseguró.