El hombre más rico del mundo opta por la sobriedad. :: REUTERS
Sociedad

Carlos Slim, un tipo sencillo

Una biografía revela el 'modesto' estilo de vida del millonario mexicano que huye de la ostentación y la extravagancia

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¿Imagina lo que sería vivir con un sueldo mensual de 20.000 euros? Para la mayoría de nosotros puede sonar a mucho, pero en el opulento mundo de los millonarios es una verdadera bicoca. Por eso no es extraño que los más poderosos miren como bicho raro al mexicano Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, que limita sus gastos personales a esa cantidad. Así lo afirma la biografía 'Carlos Slim, retrato inédito', del periodista José Martínez.

El número uno en la lista de magnates de la revista Forbes no sólo es célebre por el éxito de sus negocios, sino también por que su estilo de vida no parece compaginar con el de un millonario al uso. «No lleva joyas ostentosas ni otros objetos de lujo. Es informal, trabaja en mangas de camisa... Es la antítesis de la gente rica que posa para las revistas del jet set», asegura Martínez. También destaca que Slim es enemigo de la suntuosidad y la extravagancia, algo que demuestra en su vestimenta. «Utiliza ropa diseñada en la cadena Saks -de su propiedad-, y consume lo que venden sus demás cadenas comerciales».

El septuagenario empresario, calificado como el 'Rey Midas' de los negocios, paga sus compras con cheques personales y cuando adquiere algún producto de marca -como un traje Brioni o un reloj Cartier- siempre elige las versiones más sencillas. Su biógrafo también afirma que para transportarse utiliza un vehículo Mercedes Benz o una furgoneta Suburban, que no tiene aviones personales y regularmente viaja en un avión o un helicóptero de su compañía Telmex -la empresa de telefonía más poderosa de México-. Además, subraya que el magnate tuvo inclinación por los negocios desde pequeño, cuando convirtió el ahorro y la inversión en un estilo de vida. Actualmente tiene inversiones en casi 200 empresas y es dueño de las principales compañías de telecomunicación del país azteca.

La fortuna de Slim, ingeniero de profesión y libanés de asendencia, suma más de 42 mil millones de euros. Esta cifra, que lo ubica por encima de Bill Gates y Warren Buffett, representa el 6% del PIB de México y el 25% de la misma ha sido destinado a obras benéficas por medio de sus fundaciones. Su biografía explica que en los últimos doce años se ha producido un relevo generacional y ha dejado la dirección y gestión a sus hijos, yernos y sobrinos, mientras él se ha centrado en sus actividades filantrópicas.

Al borde de la muerte

Según el escritor, este cambio tiene que ver con una peligrosa intervención quirúrgica a la que fue sometido en 1997. Una hemorragia le paralizó las funciones vitales en tres ocasiones, e incluso uno de los médicos anunció su fallecimiento. «La experiencia de estar al borde de la muerte le hizo reconsiderar su estilo personalizado y discreto de hacer negocios». Desde entonces, Slim ha insistido en una premisa que aplica a su vida personal y empresarial: «Tener muy presente que nos vamos sin nada, que sólo podemos hacer las cosas en vida y que el empresario es un creador de riqueza que administra temporalmente».

Entre las pasiones del célebre mexicano están su amor por la familia y su afición al béisbol; disfruta del turismo ecológico, del Mar de Cortés, y del arte. De hecho cuenta con una colección de más de 72.000 obras, algunas de ellas del escultor Rodin que serán exhibidas en un nuevo Museo Soumaya. Slim rechaza que su actividad filantrópica busque mejorar su imagen e insiste en que uno de sus principales objetivos es combatir la pobreza no sólo por motivos humanitarios, sino porque las empresas son más rentables cuando se eleva el poder adquisitivo de las personas. «En la riqueza misma, lo importante no es cuánto se tiene, ni qué se tiene; sino qué se hace con ella», afrima.