Opinion

¡Señores, un respeto!

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Con las palabras del título de este escrito y con expresión grave de disgusto en su rostro, escuché cuando era joven, a mi padre más de una vez lamentarse de algo que había leído, escuchado o comentado en los medios de difusión de su época o en reuniones familiares sobre asuntos sociales e incluso políticos. Quería decir con esa expresión que no le parecía procedente que personas expertas y aparentemente cultas, educadas y como tales respetuosas, hicieran comentarios tendenciosos y difamatorios contra personas físicas o jurídicas que, movidas por el cumplimiento de una obligación propia de su cargo y responsabilidad, lo hiciera con más o menos acierto. Habría que valorar si el tema a resolver se hacía con entrega y era necesario para todo el colectivo social. Esa misma expresión intento llevarla a la actualidad de nuestro Gobierno, del que me da igual su color, ideología y filosofía. A un señor (presidente elegido), que está luchando por un proyecto de altísima responsabilidad y trascendencia con un equipo (gabinete ministerial) de personas igualmente implicadas en los objetivos para dar la mejor solución a un gravísimo problema repercutido por la economía internacional, debemos respetar y esperar resultados con paciencia y con mucha educación. Su mandato es temporal, ya habrá lugar de no aplaudirle por los resultados no apetecidos y si es debido a una gestión equivocada con indicios de ineptitud de, en moción de censura o cumplido su mandato, sustituirlo por otro o cambiar de gobierno. Eso es lo que entiendo por democracia, mientras el gobierno luche sin dejación y sea operativo como es el caso presente, no seamos agoreros ni le insultemos y dejémosle trabajar. ¡Un respeto, señores!, mejor o peor el Gobierno gobierna.