SEGÚN EL COLOR
Actualizado: GuardarCuando pienso en Sudáfrica, no se crean que lo primero que me viene a la mente es el Mundial de fútbol o la espectacular actriz Charlize Theron. El encargado de hacer posible que este país me interese desde hace unos años es el Nobel de Literatura 2003, el genial John Maxwell Coetzee. Nada amigo de las entrevistas y de las apariciones en público, sorprendió a propios y extraños hace 3 años al aparecer en la Universidad de Murcia. Se limitó a leer un texto, cuyo inicio me viene como anillo al dedo: «Hablamos del perro con la pata herida o del pájaro con el ala rota. Pero el perro no piensa en sí mismo en esos términos, ni el pájaro. Para el perro, cuando intenta caminar, hay simplemente me duele; para el pájaro, cuando se lanza al vuelo, simplemente no puedo». Ambas situaciones deben reflejar de manera casi exacta el sentir de un hombre como Cristiano Ronaldo. El dolor que produce la derrota y la incapacidad de marcar con un equipo ultradefensivo, dirigido por un entrenador que no se ha acordado de que en sus filas contaba con uno de los mejores jugadores del mundo.
De carácter ganador y ambicioso, su pobre papel en este campeonato le ha tenido que resultar frustrante, lo que no justifica su mal comportamiento al término del partido ante España. De todos modos, su reacción no nos puede sorprender, aunque cierta prensa madrileña se haya empeñado en todo lo contrario. De repente, han descubierto que el madridista es un niñato malcriado, consentido, capaz de replicarle al mismísimo seleccionador o a quien se le ponga a tiro. De repente, le tiran de las orejas e, incluso se congratulan en exceso de que se le haya acabado la munición. De repente los mismos que han elogiado su personalidad, son los que ahoran, la critican sin piedad. Tranquilo CR9, que cuando vuelvas a vestir de blanco, todo volverá a la normalidad.