Alivio momentáneo
Las instituciones deben afrontar el posible incremento del paro de larga duración
Actualizado: GuardarEl descenso del paro registrado por los Servicios Públicos de Empleo en 83.834 durante el pasado mes de junio, situándose la cifra de desempleados inscritos por debajo de los cuatro millones, supuso ayer una nota de alivio en tanto que conforma un trimestre consecutivo de reducción en un indicador cuyo imparable incremento anterior, además de causar una honda inquietud en la ciudadanía, alejaba cualquier perspectiva de recuperación a corto plazo para la economía española. A la espera de que la tendencia sea confirmada por la Encuesta de Población Activa, la incidencia del factor estacional que ha podido llevar a numerosos trabajadores a verse contratados para empleos del sector turístico o de la construcción no resta importancia al hecho social y económico de que la curva del paro registrado haya descendido, aunque sea momentáneamente. Los pronósticos sobre la evolución de la economía española coinciden en vaticinar que, aun confirmándose que la recesión haya tocado fondo, la crisis se prolongará durante un largo período en el que la reactivación será mínima y no podrá reabsorber sustancialmente el desempleo generado en los dos o tres últimos años. El descenso del paro registrado durante el segundo trimestre de 2010 es demasiado exiguo como para presumir que se trata de una tendencia lineal y progresiva. Sería más lógico imaginar que durante los próximos trimestres puede dibujarse algún diente de sierra en la evolución del desempleo o, en el mejor de los casos, asistamos a su contención en una cota cercana a la señalada de los cuatro millones registrados. A no ser que la promulgación de la reforma del mercado de trabajo, una vez se convierta en ley, contribuya a activar voluntades empresariales e institucionales que propicien la creación de empleo. Es en este punto donde las instituciones deben afrontar la eventualidad del peor de los escenarios: la solidificación de un paro de larga duración que detraiga un volumen creciente de fondos públicos a través de las coberturas sociales previstas y el aumento del número de parados que no puedan acogerse a tales prestaciones. No es casual que el Gobierno tenga dudas a la hora de poner o no fin a la ayuda de los 420 euros para los desempleados que agoten el período de percepción de las prestaciones por desempleo.