Unos niños asisten a las clases de apoyo para aprobar las asignaturas suspendidas en el curso. :: J. C. C.
LA VOZ DE LA CONCIENCIA

Los cateados

Suspender un curso entero significa no haber dado golpe durante el año y ser un irresponsable

JEREZ. Actualizado: Guardar
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No es lo mismo llegar a casa con un cate que con cuatro o cinco suspensos. Al que le han dado sólo uno puede presentarse ante sus padres sorprendido, porque un golpe de mala suerte le ha impedido sacar el curso limpio. Pero al que le han dado cinco o se presenta con cara de carnero degollado o lo hace en plan pasota. La verdad es que es la única forma de ponerse delante de sus progenitores, porque el que suspende tantas asignaturas es que o es tonto de la baba o no conoce la vergüenza. Suspender el curso entero significa no haber dado golpe durante todo el año, por lo que se es un irresponsable y, sobre todo, mala persona con aquellos que le dieron el ser y se ocupan de que no les falte de nada.

A mis alumnos que suspenden les explico que sus padres se ocupan de alimentarlos con todo aquello que les gusta, de vestirlos con ropa de marca, de que tengan un cuarto limpio, con su cama, su mesa de estudio, ordenador, DVD, PlayStation y todas las comodidades y caprichos posibles y, sin embargo, no hacen lo que tienen que hacer y es su obligación: estudiar.

Y continúo; ustedes lo tenéis todo, lo único que se os pide durante éste periodo de la vida que es el de la juventud, son dos cosas: desarrollar al máximo vuestras capacidades intelectuales y físicas. Es decir, rellenar ese espacio hueco y yermo que se llama cerebro. Para ello, vuestros padres se ocupan de matricularos en los mejores colegios, en donde van a instruiros, proporcionándoos un bagaje de conocimientos mediante los cuales adquiriréis un nivel intelectivo que os permitirá conducir vuestras vidas con éxito. Igualmente, estáis obligados a ejercitar vuestros cuerpos con el fin de desarrollar y explotar las capacidades físicas al máximo; ésta mejora del rendimiento físico se consigue a través de las actividades deportivas y el ejercicio físico vigoroso. Quiero decir con esto que en lo que debéis de invertir la mayoría del tiempo y energías es en cultivaros física e intelectualmente, porque así ha sido desde la antigua Grecia, Roma. donde los jóvenes empleaban un tercio de sus vidas en formarse; esto era cuando la esperanza de vida se situaba aproximadamente en el medio siglo.

Los estudios de EGB, ESO, etc. están diseñados para formar a personas normales, es decir, para jóvenes con capacidad intelectiva de nivel medio, siendo por lo tanto estudios que pueden ser superados por la mayoría de los jóvenes que se lo proponen. Durante mis conversaciones con los cateados les suelo decir: ¡si alguno de ustedes fuera tontito y tuviera la lengua fuera, cayéndosele la gotita de baba!, yo sería el primero que le diría a vuestros padres: tu niño, el pobre, es normal que no apruebe, porque es retrasado mental, pero ustedes, que yo sepa, ninguno es tonto de la baba, así que si no aprobáis es porque sois mala gente y unos auténticos parásitos de vuestras familias. Para iros de marcha a ronear con las niñas de botellón estáis siempre dispuestos. Es lo mismo que cuando se os ve con pantalones bermudas o de pirata: las piernas y axilas perfectamente depiladas, el pecho y los antebrazos. Ahora parece haberse puesto de moda no tener un solo pelo en el cuerpo y algunos, hasta se depilan las lorzas de grasa que tienen en el abdomen. Antes, la depilación estaba justificada en los deportistas. Ya en la antigüedad, en los combates de lucha grecorromana, los luchadores aparecían en la arena con los musculados cuerpos depilados y untados de aceite para que ambos contendientes tuvieran dificultad en hacer presa en el cuerpo del otro. Igualmente ha sido práctica habitual en los corredores ciclistas, evitando con ello la abrasividad que ejerce el vello dentro del coulotte. También por la comodidad e higiene durante las sesiones de masaje que reciben tras las duras etapas ciclistas. O los definidos físico-culturistas cuya impoluta piel exenta de vello y de cualquier partícula de grasa muestra mejor la nítida musculatura en tiempos de competición. Pero, ¿qué razón hay para que actualmente la mayoría de los púberes mantengan con sus cuerpos completamente depilados durante todo el año? ¿Qué martirio, no? Y eso, a pesar de tener cuatro dedos de manteca alrededor de sus cinturas. Aunque como en los tatuajes y piercing las razones que suelen esgrimirse son estéticas, impuesta por modas de mal gusto; la de la depilación no es otra que la erótico-sexual. Todo esto contrasta aún más, si al final del año escolar nuestros queridos depilados suspenden el curso y se quedan tan panchos, mostrándonos con ello una absoluta falta de respeto y responsabilidad hacia sus profesores que han estado pendientes de ellos durante nueve largos meses, tratando de sacarles algún partido, pero al final, agotados, han tenido que tirar la toalla y catearlos. No digamos sus pobres padres, los que en tiempos de crisis salen cada día a batirse el cobre, para entre los dos llevar el sustento a sus hogares y cubrir la demanda de estos gandules que a cambio de nada no paran (subliminalmente) de exigirles, suplementos informáticos y demás caprichos, los que haciendo verdaderos esfuerzos económicos, los padres compran para sus hijos en la creencia de que éstos, algún día reaccionaran y corregirán sus comportamientos cumpliendo con sus obligaciones estudiantiles. En este toma y daca al que los padres acceden pactando con ellos, sólo les guía la ilusión de que adquieran una formación con la que puedan acceder al mercado laboral y con ello asegurar su futuro. En el trato aparece el compromiso de que lo apunte al gimnasio, porque quiere marcar sus ¿abdominales? A lo que, como es habitual, el padre accede porque tiene la ilusión de que su hijo, -aunque escaso de materia gris- tiene un cuerpo de campeón, por lo que, si lo inscribe al gimnasio se va a poner por lo menos como Arnold Schwarzenegger. Pero el profesor del gimnasio apenas lo ve entrenar, carente de espíritu de lucha y de sacrificio, masculla entre dientes: este no sirve ni para estar escondido.