El divorcio Rossi-Yamaha se tiñe de rojo
El Mundial de motociclismo espera la confirmación oficial del fichaje de Valentino por Ducati
Actualizado: GuardarComo siempre, la 'esposa' lo sospecha y es la última en saberlo. Yamaha espera en casa la confirmación de su divorcio de Rossi. Una separación que comenzó en 2008, cuando Jorge Lorenzo, campeón del mundo de 250 en 2006 y 2007, entró a formar parte de la casa. Así comenzaron las primeras peleas. Valentino se sintió traicionado porque la escudería no le consultó el fichaje del segundo piloto. El italiano, claro, prefería un jinete secundario, como Edwards, que no diera guerra. El litigio nació porque la fábrica quería contratar un ganador del futuro, para mantener el liderazgo de la marca.
Rossi no quería admitir que era ley de vida. Había perdido los campeonatos de 2006 y 2007. La llegada del español supuso la reacción del gran campeón. Conquistó los títulos de 2008 y 2009 con Lorenzo como acicate. Jorge le puso las pilas nada más debutar hace dos años, cuando sus 'poles' y sus podios pusieron al número 46 en entredicho. 'Vale' cambió el chip. Se concentró en recuperar el trono. El mando. El poder. No podía aceptar que un mocoso le robara el liderato de Yamaha nada más llegar. Para la escudería fue un duelo feliz, que provocó el renacimiento de Rossi y la constatación del magnífico porvenir del balear.
Hoy, Jorge es el rey de este deporte. Lesionado, operado, Rossi ha intentado una última jugada. Ambos finalizan contrato en diciembre y ha solicitado a Yamaha que elija definitivamente a uno de los dos, porque dos gallos no pueden convivir en el mismo corral aunque los separe un muro. Jarvis ha dicho que la prioridad es Jorge. Es su valedor. Furusawa, el protector del italiano, se jubila. O le jubilan. Ha jugado mal las cartas. La marca ha expuesto a Rossi que su deseo es volver a renovar con los dos. Y Valentino, lejos de la pista, se ha sentido vapuleado por su empresa. Ha escuchado como nunca los piropos de Ducati, esa amante italiana que siempre le enseñó el escote. Ahora, además, trae dote: una inversión descomunal para hacer una máquina a su gusto y el fichaje de los mecánicos que desee. El acuerdo prematrimonial es total. Dos años de contrato (2011 y 2012) y 14 millones de euros. Sólo falta que el marido, el hombre laureado con nueve cetros, lo anuncie oficialmente. Podría decirlo en las próximas horas, mientras Lorenzo intenta batir una nueva plusmarca de victorias españolas en Montmeló. Los técnicos de Ducati se sienten nerviosos. No saben si continuarán o no. Que «Vale» se decida ya para conocer su futuro y buscar, si hace falta, trabajo. En Yamaha, que habrá sitio.
Cataluña, el mejor entorno
Jorge recuerda a Eddy Merckx. Es insaciable. Quiere ganarlo todo. Las carreras y los ensayos. No cede un segundo en su reinado del Mundial de MotoGP. Yamaha le aconseja que no se la juegue, pues el título sólo es cuestión del transcurso del calendario, pero el español no se reserva. Anhela triunfar en Montmeló. En su circuito. En el asfalto donde Rossi le hizo aquel adelantamiento majestuoso hace un año, después de una carrera dominada por el español. Lorenzo pretende batir periódicamente plusmarcas nacionales en la cilindrada absoluta. Sabe que cada gran premio de éxito es un nuevo récord en una categoría donde solamente Crivillé brilló con continuidad. Y Barcelona es una sede donde arriesgará al máximo para vencer. El mallorquín logró el mejor crono en los entrenamientos (1:43.259), 153 milésimas menos que Casey Stoner.
Preocupado por el ascenso de Iannone, mosqueado por el rendimiento del motor del italiano, Elías reacciona en su circuito. El líder del Mundial de Moto2 busca una victoria que acabe con la incógnita del rendimiento de su Moriwaki, que unos días vuela y otros parece una Fever. En Montmeló obtuvo el mejor registro en los entrenamientos (1:48.425).
Y en 125 cc llega la hora de Marc Márquez. Ha tardado dos años en satisfacer la obsesión de un triunfo y cuando ha cumplido su primera meta han explotado todas sus cualidades. Después de tres victorias consecutivas, en Italia, Gran Bretaña y Holanda, el 'bebé' de la cilindrada pequeña consiguió el mejor tiempo provisional en el Gran Premio de Cataluña. En el otro lado de la moneda, el debutante Alberto Moncayo. No le fue bien el entreno y acabó décimo noveno. Toca remontar.