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EE UU permitirá viajar a Cuba a sus ciudadanos

El Congreso dio los primeros pasos para eliminar la prohibición que dura 50 años y para suavizar las normas del comercio agrícola

LA HABANA. Actualizado: Guardar
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El Gobierno de Castro reaccionó de forma discreta al primer paso del Congreso estadounidense para liberar los viajes de sus ciudadanos a Cuba y suavizar las normas para el comercio agrícola. Pero la decisión fue acogida con entusiasmo entre los cubanos de a pie, que anticipan, si el proyecto finalmente recibe luz verde, una llegada masiva de nortemericanos que estimulará el turismo y los servicios, tanto públicos como privados.

El diario 'Granma' -órgano de prensa del Partido Comunista de Cuba- y la televisión isleña difundieron la misma noticia recordando que «la prohibición vigente desde hace medio siglo, viola los derechos de los estadounidenses y es ilegal». Los ciudadanos de EE UU acusados de gastar dinero en Cuba, a donde llegan por terceros países, son sancionados con multas elevadas. La medida cuenta con partidarios y detractores en ambas naciones y divide a la disidencia. De superar el escrutinio de un par de comités y del Congreso y el Senado norteamericanos tendrá enorme calado en la isla.Aunque no implica el fin del bloqueo, solicitado por el Gobierno cubano y prácticamente todos los países de las Naciones Unidas. Supone más bien un balón de oxígeno para la asfixiada economía comunista, que pese a todo ha pagado a tocateja desde el año 2000 unos 3.300 millones de euros por productos agrícolas y aves, catalogados como ayuda humanitaria.Washington también saldría beneficiado. La Cámara de Comercio espera un incremento de 300 millones de euros en las exportaciones estadounidenses.

Aislamiento

Unas 140 organizaciones apoyaron el proyecto del congresista demócrata Collin Peterson, que razonó al estilo impuesto por el Gobierno español en la UE: «hemos tratado de aislar a Cuba durante más de 50 años y no ha funcionado». Se opusieron tenazmente los anticastristas foráneos, que sostienen que el dinero va a las arcas del Estado y se emplea en aumentar la represión. Pero sin duda, la iniciativa cambiaría la forma de hacer negocios bilaterales. La Habana no tendría que pagar en efectivo y por adelantado la importación de alimentos. Además, podría modificar la ley para aceptar tarjetas de crédito de bancos estadounidenses, que también estarían autorizados a transferir dinero sin recurrir a terceros países.

El Gobierno comunista aseguró estar preparado tanto material como ideológicamente para recibir una avalancha de turistas norteamericanos. Los particulares que pagan impuestos por alquilar habitaciones en sus casas o regentan «paladares» (restaurantes familiares) también confían en colgar el cartel de lleno. El régimen puede negar los visados de entrada, pero parece que el general Castro no pondrá resistencia a la prosperidad de un pueblo que pide a gritos cambios económicos y necesita una potente inyección de liquidez.