Casi un centenar de cines cerraron en Cataluña el pasado 1 de febrero en protesta por la Ley de Cine. :: EFE
Sociedad

Harry Potter hablará catalán

El Parlament aprueba la ley que obliga a doblar a esta lengua el 50% de los estrenosCiU se suma al tripartito en el apoyo de una norma que los cines ven como una imposición política y lingüística

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El año que viene Harry Potter, Spiderman y los Piratas del Caribe hablarán catalán. Pero los cinéfilos de Barcelona puede que tengan que fletar autobuses a Perpiñán, como en los tiempos de 'El último tango en París', si quieren ver películas independientes y europeas. El Pleno del Parlament aprobaba ayer la polémica Ley del Cine, que obligará a que todas las cintas que se estrenen en Cataluña tengan la mitad de las copias en catalán. La única excepción son los filmes comunitarios, que sólo deberán cumplir esta exigencia a partir de las 16 copias.

Existía la incógnita de la postura de CiU, que ya había intentado imponer por decreto la misma normativa hace unos años. Al final, su voto se sumó al del Gobierno tripartito (PSC-ERC-ICV). 117 votos a favor y 17 en contra. «Esta ley corrige una falta de democracia», alabó el conseller de Cultura, Joan Manuel Tresserras. «Es una de las normas más importantes de esta legislatura, significa un antes y un después en el ámbito de la cultura», sancionó el líder de ERC, Joan Puigcercós, que dijo sentirse «un forastero» cuando intentaba llevar a sus hijos a ver una película en catalán.

El PP y Ciutadans han votado en contra y criticado que no se haya tenido en cuenta el reciente fallo del Constitucional sobre el Estatut. El Alto Tribunal ha declarado inconstitucional que el catalán fuera lengua «preferente» de las Administraciones y los medios de comunicación públicos de Cataluña, aunque no dice nada de los medios privados, como las salas de cine. Actualmente, sólo el 3% de las películas se pueden ver en catalán. Tras la entrada en vigor de la ley el 1 de enero del año que viene, se espera que la paridad lingüística se consiga en 2018.

De nada han servido los lamentos de los principales afectados, distribuidores y exhibidores, ni la huelga de cines del pasado 1 de febrero. «Estamos bastante molestos. Nos reunimos con el conseller de Cultura, que nos llamó para consultarnos, pero después han hecho lo que les ha dado la gana», se lamenta Josetxo Moreno, consejero delegado de Golem. Este distribuidor independiente, que también cuenta con una red de salas especializadas en versión original, cree que su sector «está pagando los platos de una cuestión política». La ley ha sido promovida por Esquerra Republicana, partido bisagra del tripartito que ostenta la cartera de Cultura.

Los distribuidores y los dueños de salas defienden que no se pueden cambiar los hábitos de una sociedad de la noche a la mañana por mandato legal, ni cargar sobre sus espaldas un enorme esfuerzo económico. «¿Por qué lo tenemos que pagar nosotros? ¿Por qué no el vídeo, o las televisiones? ¿Alguien se imagina que fuera obligatorio alquilar un DVD en un idioma determinado? Seguro que descargas ilegales por Internet en catalán no hay», se pregunta Moreno.

Diversidad del cine europeo

Doblar 'Avatar' cuesta lo mismo que una cinta iraní, unos 80.000 euros. Subtitular todavía es más caro, porque se hace en cada copia. Y después la publicidad, también en catalán. Golem, que estrena unos veinte títulos al año, calcula millón y medio de euros más por ejercicio. Y la amenaza de multas de hasta 75.000 euros si se incumplen las cuotas.

«Todas las pruebas que se han hecho para exhibir cine doblado al catalán han fracasado», recuerda Víctor Villanueva, del Circuito Coliseo. «Incluso 'Vicky Cristina Barcelona', que sólo se pudo ver allí doblada, demostró que el público no elige cine en ese idioma». La ley es la puntilla a un sector ahogado por la piratería y el cambio de hábitos sociales. Las televisiones públicas ya no compran películas francesas o alemanas, con lo que las distribuidoras 'indies' a duras penas pueden amortizarlas. Mientras, TV3 puede pagar 300.000 euros a una multinacional por el último éxito de Hollywood.

«Este despropósito nos obligará a plantearnos si estrenamos ciertas películas en Cataluña», advierten desde Golem. El mercado catalán supone el 35% de su facturación, «por lo que puede que, al final, acabemos sin estrenar en ningún sitio y desaparezca la diversidad del cine europeo de la cartelera». También puede darse la paradoja de que taquillazos españoles rodados en inglés -'Ágora', 'Planet 51'- apenas recauden en esa comunidad. Víctor Villanueva augura que la cartelera tardará en hablar catalán. «La Ley se ha aprobado, pero queda su reglamentación con el verano de por medio. Y las elecciones, que con la sentencia del Constitucional traerán más confrontación. Hasta el próximo año no se verán los efectos prácticos. Pero, si se aplica tal cual, las multinacionales y los independientes se pensarán estrenar en Cataluña».