EE UU resucita el espectro de la guerra fría
Moscú reacciona con estupor ante el arresto de diez ciudadanos rusos en territorio norteamericano bajo la acusación de espionaje
MOSCÚ. Actualizado: GuardarMoscú ha reaccionado con perplejidad y estupor ante las informaciones difundidas el lunes por el Departamento de Justicia norteamericano sobre la supuesta implicación de once residentes en Estados Unidos en actividades de espionaje a favor de Rusia. El portavoz del Ministerio de Exteriores, Andréi Nesterenko, ha calificado de «infundadas» y «malintencionadas» tales acusaciones mientras el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, denunciaba el «refinamiento» con el que ha sido escogido el momento para provocar una nueva crisis en las relaciones entre los dos países.
Se da la circunstancia de que el presidente Dmitri Medvédev acaba de regresar de una gira por EE UU, durante la que mostró una total sintonía con su homólogo norteamericano, Barack Obama. Distintos analistas rusos hablaban ayer de la existencia de determinados círculos estadounidenses que, mediante métodos propios de la guerra fría, tratan de impedir que se produzca el acercamiento entre las dos potencias.
Desde Jerusalén, Lavrov dijo en una rueda de prensa, en compañía del ministro de Exteriores israelí, Avigdor Lieberman, que «no nos han explicado nada sobre el asunto y espero que lo hagan». «Lo que sí puedo decir es que han escogido el momento con especial refinamiento», añadió.
Poco después, desde Moscú, Nesterenko afirmaba desconocer los motivos que han llevado al Departamento de Justicia a «hacer declaraciones públicas propias de los tiempos de la guerra fría», Según sus palabras, «las acusaciones carecen de fundamento y persiguen fines malintencionados». El portavoz diplomático admitió que los detenidos en EE UU «son ciudadanos rusos que en distintas etapas fueron a parar a territorio norteamericano», aunque, según sus palabras, «no llevaron a cabo acciones dirigidas contra los intereses de Estados Unidos».
Las autoridades estadounidenses explicaron que el domingo fueron detenidas diez personas en Boston, Nueva York, New Jersey y Virginia. Se emitió además una orden de búsqueda y captura contra otro sospechoso, que ayer fue arrestado en Chipre. Se trata de Robert Christopher Metsos, con pasaporte canadiense. Fue después liberado tras el pago de una fianza.
A disposición judicial
Los puestos a disposición judicial son la periodista peruana, Vicky Peláez, que escribe en el diario neoyorquino en lengua española 'El Diario/La Prensa'; su marido, Juan Lázaro, de origen uruguayo; Richard Murphy y su esposa Cynthia, Anna Chapman, Michael Zottoli, Patricia Mills, Mijaíl Semenko, Ann Foley y Donald Howard. La foto de Chapman, una rusa divorciada de 28 años que posee una inmobiliaria, apareció ayer en la prensa de Nueva York con el titular «Ésta es una espía rusa».
El fiscal Michael Farbiarz es de quien ha partido la información sobre las supuestas actividades de espionaje de los inculpados. Farbiarz asocia a todos ellos con el SVR ruso, Servicio Exterior de Inteligencia. Sin embargo, las acusaciones presentadas, por el momento, hablan solamente de «conspiración» y «blanqueo de dinero», detalle que las autoridades rusas se han preocupado de subrayar especialmente. Según la agencia rusa RIA-Nóvosti, ninguno de los presuntos espías tuvo acceso a información clasificada.
Ayer precisamente, se reunieron en las afueras de Moscú el ex presidente estadounidense Bill Clinton y el primer ministro ruso, Vladímir Putin, para hablar, según el portavoz gubernamental, Dmitri Peskov, exclusivamente del «desarrollo de las relaciones bilaterales». Pero, al recibir a Clinton, Putin le dijo: «Has llegado en el momento oportuno. Vuestra Policía se excede y mete a la gente entre rejas, aunque cada uno hace su trabajo». Los dos expresaron el deseo de que el incidente de los espías no estropee las relaciones.
Y es que la última vez que Moscú y Washington se enzarzaron en otra crisis parecida, con expulsiones de diplomáticos por ambas partes, se remonta a la primavera de 2008.