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Una ley ejemplar

El discurso político de apoyo a las víctimas del terrorismo está incorporado por todos los partidos

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La nueva Ley de Víctimas del Terrorismo, recién aprobada, sitúa a España como el país que mejor trata a sus víctimas y se convierte en un modelo para otros países que sufren el mismo problema. Esta ley establece un reconocimiento político, moral y económico que concede a las víctimas muy importantes compensaciones, les otorga una estatura simbólica y trata de reparar su pérdida en la mayor medida posible.

Le ley ha sido aprobada por todos los grupos del Congreso y ha permitido ver una imagen inédita: todos los políticos en idéntica sintonía tras un mismo fin. Esta foto de unidad demuestra hasta qué punto el discurso político de apoyo a las víctimas está incorporado por todos los partidos, izquierda y derecha; nacional o autonómico; español o nacionalista vasco y catalán. Nadie plantea diferencias importantes y esto es así porque se ha conseguido que las víctimas sean patrimonio de todos los demócratas.

Esta imagen de unánime unidad está a años luz de los años de plomo, cuando la banda terrorista ETA mataba y mataba en medio de la indiferencia de la mayoría de la población, cuando nuestro aparato legal no estaba preparado para las dimensiones del ataque y con los partidos políticos incapaces de legislar desde el punto de vista de quienes peor lo pasaban.

Baste decir que la primera asociación de víctimas del terrorismo se creó en 1980; la ejemplar Ana María Vidal Abarca fue su promotora. En aquel año ETA asesinó a 92 personas y había cinco organizaciones terroristas diferentes, unidas todas por un mismo fin: el asesinato. Los crímenes eran algo diario y se mataba de uno en uno o de diez en diez. Para ese año el terrorismo llevaba veinte de vigencia y centenares de víctimas.

Fueron aquellas asociaciones clandestinas, como lo era la forma de tratarlas; no existía casi ni el concepto de víctima del terrorismo y circulaban coartadas criminales como el «algo habrá hecho», que descargaba en la víctima la culpa de su asesinato y eximía al victimario, presentado como héroe y no como criminal.

La ley cierra un ciclo, establece un estatus nuevo, modélico y reparador, y se aprueba en uno de los momentos de máxima debilidad del terrorismo. Las noticias que llegan de la banda son siempre en forma de detenciones, capturas que se producen en el momento adecuado: antes de que se ejecute el crimen. Llevamos casi un año sin atentados mortales en España y dentro del entorno político crecen los que han llegado ya a la conciencia de su derrota y al intento de salvar los muebles desde la vía política. La población vasca y del resto de España se conduce con absoluta indiferencia respecto de los criminales, de los que sólo quieren saber el día y la hora en que darán por terminado este sangriento y antiguo partido que nunca debió empezarse.