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La bota y el catavino seducen al turista
A pesar de que el casco bodeguero agoniza por la presión urbanística y la crisis, algunas firmas no se rinden y se aferran al atractivo del vino La empresa familiar Gutiérrez Colosía se apunta a las visitas guiadas para aumentar sus cuentas
Actualizado: GuardarBecu y Roggeman pasan unos días de vacaciones en El Puerto y su curiosidad por todo lo que huela a cultura andaluza les ha conducido a la bodega de Gutiérrez Colosía. Ubicada en el corazón vitiviníola portuense, el Campo de Guía, se trata de uno de los últimos bastiones de la tradición bodeguera de la ciudad, que aguanta estoicamente el paso del tiempo, la especulación urbanística y la crisis. «Where are you from?». Ela recibe a la pareja de visitantes y les pregunta su procedencia. Son belgas. Y la anfitriona, pese a su fluido castellano, es polaca y domina cinco idiomas.
En la empresa, con los dueños incluidos, trabajan seis personas. Además de atender las visitas turísticas, Ela también se encarga de gestionar las exportaciones que Gutiérrez Colosía inició unos quince años atrás. «Con las reformas del Mercado Común, las pequeñas bodegas pudimos comenzar a vender en el exterior. Ahora tenemos clientes en toda la Unión Europea, Canadá, Estados Unidos, Japón...». Además gozan de una fiel clientela que acude a su despacho de vinos durante todo el año. «Muchas personas de fuera que tienen casa en El Puerto nos hacen pedidos para Navidad y otras ocasiones especiales».
«Las botas se dividen entre la primera fila, de soleras, y la segunda, de criaderas. La bodega siempre tiene las ventanas abiertas porque el aire es un componente fundamental en la elaboración del vino». Becu y Roggeman no pierden puntada de las explicaciones de Ela. En la bodega se respira un ambiente fresco y añejo tamizado por el intenso olor a vino. El inmueble, que data del 1838, es un auténtico ejemplo de arquitectura bodeguera. Pero lo mejor vendrá a través del paladar: Los belgas, en sillas de enea, degustan el fino, oloroso, palo cortado...
Becu y Roggeman escuchan las explicaciones de la guía. :: L. R.