Vettel (c), Webber (izda.) y Hamilton (dcha.) copan las tres primeras posiciones en la parrilla de salida en el premio de Valencia de hoy. :: AP
Deportes/Motor

Alonso se asoma con timidez

Vettel conquista la octava 'pole' de nueve posibles para Red Bull, por delante de su compañero de equipo Webber y de Hamilton Ligera mejoría del Ferrari, que sirve al piloto español para colocarse cuarto en la parrilla de salida

VALENCIA. Actualizado: Guardar
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Es un sí, pero no. Un quiero que aún no se sabe si puede. Una indefinición respecto al prestigio de la mezcla que confunde al aficionado. ¿No habíamos quedado que la unión de Fernando Alonso con Ferrari iba a deparar tantísimos días de gloria? Era Brasil con todo el fulgor de sus estrellas preparado para conquistar el Mundial y que, de repente, juega mal, gana los partidos pero no enamora. Suma, pero no convence al respetable. Tal vez el final del camino decrete lo contrario y Alonso sea capaz de sacar de la chistera otra vez un conejo mágico, se proclame campeón y todo el mundo contento porque el genio ha vuelto.

Pero, de momento, en Valencia, frente al Mediterráneo y el microscopio del nuevo Ferrari remozado, la sensación que queda es de cierta frialdad con el cuarto puesto del asturiano, hoy en la línea de salida. Vettel volvió a conquistar la 'pole' por delante de su compañero de equipo Webber en la octava pieza de Red Bull en sábado de nueve posibles.

Alonso lee los resultados con la lupa del optimista en la relación amorosa, idílica, que mantiene con Ferrari. «Si no hubiéramos introducido las mejoras en el coche, no habríamos pasado a la Q3 (tercera ronda de la clasificación)». O ésta: «Era impensable hace unas semanas que hiciéramos cuarto y quinto (Massa) en un sábado». No le falta razón al asturiano, pero en el contexto general, en el conjunto simbólico de la Fórmula 1, Ferrari equivale a jerarquía, mando, títulos y victorias por goleada. Y lo que se ve es otra cosa: carreras con el objetivo de limitar los daños, fines de semana en el que su equipo intenta que Red Bull o McLaren no se escapen. Táctica de supervivencia en la cúspide de la F-1.

Alonso todavía no ha estado nunca en primera línea de salida esta temporada. Tampoco Felipe Massa. En un deporte cuyo principal soporte es la lucidez de los ingenieros y el rendimiento del coche, el dato quiere decir algo. Ferrari no rinde a su altura en las clasificaciones y sus tripulantes se defienden en el cuerpo a cuerpo durante los domingos, confiados en la solvencia mecánica del monoplaza, algún trazado favorable y el fallo de los demás.

A Red Bull, sin embargo, le va bien casi todo. Los sábados no tienen rival. Sólo Hamilton en su jardín de Canadá franqueó esa barrera imposible. En Valencia -trazado lento, curvas rápidas-, los Red Bull no tuvieron oposición. Vettel fue medio segundo más rápido que el Ferrari renovado de Alonso. Mucha distancia todavía. «Yo estoy contento, muy contento -aclaró Alonso-. Hemos dado un gran paso adelante. En Barcelona Red Bull nos sacaba nueve décimas, y ahora sólo cinco. Y la carrera no es el sábado, sino el domingo. Y ahí ellos no son tan consistentes».

Alguersuari, decepción

En el otro margen de la barrera, otra vez Michael Schumacher protagonizó el desliz. No se lleva una buena noticia a la boca el alemán, al que se le ve imperturbable, siempre el mismo gesto, las mismas maneras en los entresijos de Mercedes. Ayer se quedó eliminado en la segunda ronda, decimoquinto tiempo, tan lejos de los mejores y de su propia historia. Durante toda la semana, el germano se ha enzarzado en declaraciones, réplicas y contrarréplicas frente a ex pilotos y crítica. «Me gustaría ver a la gente de 41 años aquí, a ver lo que hacía», dijo el siete veces campeón de F-1. La realidad es inapelable: sólo nueve pilotos fueron peores que él en la clasificación de Valencia.

El mismo tono de decepción lucía ayer Jaime Alguersuari, el español de Toro Rosso. Fue uno de sus peores sábados en la F-1 y él, aún sincero, lo admitía sin rubor. «No sé qué me ha pasado. No he entendido los neumáticos, no sé. Mejor olvidar lo de hoy».