El general McChrystal llega a la Casa Blanca con gesto serio. :: AP
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McChrystal paga su insubordinación

Obama le destituye por criticar en una entrevista a miembros del Gobierno

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Barack Obama despidió ayer fulminantemente al general Stanley McChrystal, máximo responsable de las fuerzas de la OTAN en Afganistán, que según el humorista Stephen Colbert, «claramente se estaba metiendo esa dulce heroína afgana porque hay que estar más puesto que Keith Richards para criticar al comandante en jefe en tiempos de guerra frente a un periodista de (la revista) 'Rolling Stone'».

Con menos desparpajo pero igual de perplejo, 'The New York Times' se preguntaba en su editorial «¿Qué podía estar pensando este hombre?» El tema no era para bromear, ya que más de 120.000 soldados de 45 países se jugaban la vida bajo su mando. Lo delicado del cargo no impidió que se mofara públicamente de todos los hombres de confianza del presidente estadounidense y pusiera en duda el interés y conocimiento del mandatario, como si hubiera perdido la cabeza y la perspectiva. El consejero de Seguridad Nacional, James Jones, «es un payaso», decían sus asesores. Del vicepresidente Joe Biden, «¿quién? bite me?» (muérdeme). El enviado especial del presidente, Richard Hoobroken, es un pesado. «¡Otro email de Holbrooke!», bufaba el general con su teléfono Blackberry frente al atónito periodista.

«La conducta reflejada en el artículo recientemente publicado no cumple con los estándares que debería estar marcando un general al mando», deploró ayer el inquilino de la Casa Blanca. «Mina el control civil del Ejército, que es la esencia de nuestro sistema democrático, y merma la confianza que necesita nuestro equipo para trabajar juntos en lograr nuestros objetivos en Afganistán», añadió.

Obama había montado en cólera el lunes por la noche cuando su consejero de prensa le tendió una copia adelantada del artículo que llegará mañana a los quioscos. El presidente, habitualmente comedido, le convocó de inmediato a Washington y le despachó ayer en veinte minutos. McChrystal, al que ya le había leído la cartilla el jefe del Pentágono, Robert Gates, no llegó a entrar en la reunión del equipo de Seguridad Nacional que cada mes discute la situación de Afganistán y Pakistán.

Fuentes del Departamento de Defensa indicaron a CNN que ni siquiera volverá al país centroasiático. Alguien empaquetará sus cosas y se las enviará a casa. Su superior, el general David Petraeus, responsable del Mando Central, le reemplazará de inmediato. La nueva cabeza visible de la guerra en Afganistán es un militar heredado de la era de Geoge W. Bush que Obama considera de su «total confianza». Técnicamente el nombramiento supone un paso atrás en su carrera, pero en la práctica le pone al frente de la misión más importante que tienen las Fuerzas Armadas estadounidenses en el mundo.

«Considerable pesar»

«Es un cambio de personal, no de política», insistió Obama. «La guerra es más grande que cualquier hombre o mujer. Nuestra democracia depende de instituciones que son más fuertes que los individuos. Y eso incluye un estricto apego a la cadena de mando militar y el respeto por el control civil sobre esa cadena». El presidente, que dijo haber aceptado la dimisión con «considerable pesar», alabó los méritos del defenestrado, del que admitió «haber llegado a respetar y admirar», pero se mostró tajante en no aceptar la insubordinación. «Aplaudo el debate en mi equipo, pero no toleraré la división».

No le relevaba por sentirse insultado, sino «porque tengo la responsabilidad de hacer lo que sea necesario para ganar la guerra en Afganistán, y nuestro esfuerzo mayor de desmantelar y derrotar a Al-Qaida. Estoy convencido de que esta misión requiere unidad de esfuerzos a lo largo y ancho de nuestra alianza y mi equipo de seguridad nacional. No creo que pueda sostener esos esfuerzos de unidad para lograr nuestros objetivos sin hacer este cambio», explicó el mandatario demócrata.

La mayor incógnita para el futuro de la misión la presenta ahora el presidente afgano Hamid Karzai, que ha defendido a McChrystal hasta el final.