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Cuando la belleza se transforma en serenidad
El Thyssen-Bornemisza inaugura una exposición en torno al retrato 'Giovanna Tornabuoni', de Ghirlandaio, que resume los paradigmas de la Florencia del XV
MADRID. Actualizado: Guardar«La tragedia, en la Florencia del 'cuatroccento', se representaba de forma digna, serena, con aura de eternidad». Con esta frase resumió el director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, Guillermo Solana, las intenciones de Domenico Ghirlandaio al pintar 'Retrato de Giovanna degli Albizzi Tornabuoni', una mujer que murió de sobreparto a los 19 años y cuya imagen resume los paradigmas estéticos y morales del Renacimiento florentino.
Alrededor de esta joya pictórica del Museo Thyssen Bornemisza se ha organizado la exposición 'Ghirlandaio y el Renacimiento en Florencia', una muestra que reúne alrededor de 60 obras, entre pinturas, esculturas, dibujos, manuscritos iluminados, libros, medallas y objetos de diferente índole que ilustran esta etapa del arte y la sociedad de aquella república. Además de Ghirlandaio
Giovanna nació en 1468 y era la octava hija de unos acaudalados comerciantes. El acontecimiento más importante de su vida ocurrió cuando se casó con Lorenzo Tornabuoni (1468-1497), heredero de una influyente familia vinculada a los Médicis. La boda se celebró en septiembre de 1486, duró tres días y en ella hubo toda clase de diversiones y festejos 'gastricobáquicos'. Pero «la vida es breve y la belleza un instante», y es precisamente «esa fugacidad lo que trató de captar Ghirlandaio en su obra maestra», explicó Solana. La dama pervivió para la posteridad gracias a este pintor, a quien le encargaron su retrato póstumo para que luciese en el lugar de honor del Palacio Tornabuoni. «Ghirlandaio quiso subrayar tres aspectos de la personalidad de su modelo: su belleza, su papel como esposa de Lorenzo y su virtud y devoción».
Dividida en ocho salas, la muestra recorre aspectos como el retrato (se puso de moda los retratos de perfil), el tema del amor y el matrimonio o la iconografía religiosa. La última sala describe de manera pormenorizada cómo llevó a cabo Ghirlandaio su famoso retrato, desde los materiales que utilizó hasta la manera de ejecutar sus delicadísimas pinceladas. «Es impresionante observar los cabellos; parece que están pintados uno a uno», subrayó el profesor de la Universidad de Leiden y comisario de la muestra, Gert Jan van der Sman.