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Respaldo internacional al ganador para afrontar los retos que le aguardan al país

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La mano tendida del presidente electo colombiano, Juan Manuel Santos, a países con los que el mandatario saliente, Álvaro Uribe, no sólo no ha tenido sintonía, sino que ha estado a la greña, tuvieron respuesta casi inmediata, aunque parcial. Mientras Ecuador observa como un «gesto de buena voluntad» la promesa de Santos de propiciar la integración regional y mejorar las relaciones con los países vecinos, la Venezuela de Hugo Chávez no se había pronunciado al cierre de esta edición. Tal vez se deba a que el dirigente bolivariano quiere esperar que pase el aluvión de felicitaciones que está recibiendo el candidato del Partido de la Unidad Nacional para que sus palabras acaparen toda la atención, como a él le gusta.

Entre los parabienes destacó el del Gobierno español. Su presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, envió un telegrama a Santos para desearle el mayor éxito en su mandato y garantizarle que siempre encontrará en nuestro país «la mejor disposición para continuar profundizando la relación privilegiada de cooperación y amistad» que une a los dos países. El dirigente socialista reiteró su intención y la del Ejecutivo de cooperar con el futuro presidente para «conseguir la paz en Colombia como lo ha venido haciendo a lo largo del tiempo».

En parecidos términos se expresó la jefa del Estado argentino, Cristina Fernández, quien, tras congratularse con el triunfo del heredero político de Uribe, se comprometió a avanzar en las relaciones bilaterales. Por su parte, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, invitó a Santos a sumar esfuerzos en foros internacionales y a fortalecer la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur). Lula confió en tener «en breve» un encuentro personal para avanzar en varios temas de interés conjunto.

Y el inquilino del Elíseo, Nicolas Sarkozy, resaltó en una misiva el «compromiso personal» de Santos en las «relaciones estrechas y de confianza» que han mantenido en los últimos años ambos países.