
Sarkozy sofoca el motín
Francia recupera una calma precaria en busca del milagro ante Sudáfrica que le dé la clasificación
PRETORIA. Actualizado: GuardarLlegó Nicolas Sarkozy y mandó parar. El presidente francés ha tomado cartas en el asunto de la grave crisis por la que atraviesa la selección gala en el Mundial de Sudáfrica. Los 'bleus' se miden hoy con el equipo anfitrión en un duelo de colistas del grupo A a la espera de un improbable milagro para pasar a octavos de final. Necesitan golear y que México y Uruguay no empaten en el otro choque del grupo.
La ministra de Sanidad, Juventud y Deportes, Roselyne Bachelot, presente en la concentración francesa, declaró que Sarkozy le había pedido que se quedara en Sudáfrica para tratar de apaciguar la situación. «Tanto él como yo tomamos la medida de la indignación de los franceses y apelamos a la dignidad y la responsabilidad», manifestó la emisaria gubernamental. El Ejecutivo de París ya ha anunciado que no quedarán sin consencuencias los insultos de Nicolas Anelka, que ayer llegó en avión a Londres, el plantón de los jugadores al entrenamiento del domingo y el fiasco deportivo. «La necesaria investigación la haremos evidentemente sin ninguna complacencia en cuanto los 'bleus' vuelvan a nuestro país, un retorno que espero lo más tarde posible», adelantó Bachelot.
Fuentes del entorno presidencial reconocieron que Sarkozy está preocupado por la mala imagen internacional brindada por los representantes futbolísticos del país y pusieron el acento en que los miembros de la selección tienen un «deber de ejemplaridad con millones de jóvenes que los observan». Un portavoz del palacio del Elíseo confió al diario 'Le Parisien' que el presidente exige que se extraigan las consecuencias del fracaso, pero desea que se haga una vez que la expedición 'bleu' haya vuelto a Francia. Por su parte, Zinedine Zidane desmintió toda implicación en la crisis interna de la selección francesa y expresó su amargura por los acontecimientos.
Vuelta al trabajo
Tras el plante de la víspera, tildado de «capricho» y «cobardía» por el diario 'L'Equipe', los jugadores volvieron a entrenarse ayer en su cuartel general de Knysna, a orillas del océano Índico. En la sesión también participó el preparador físico, Robert Duverne, que la víspera había tenido una enganchada en público con Evra antes de ser separados por Domenech. Tras la tempestad, una calma precaria se ha instalado en la nave 'bleu'. Las aguas han vuelto transitoriamente a su cauce. La tormenta estallará en París, donde se oyen truenos en el Elíseo.