Más de lo mismo

El acuerdo independentista suscrito ayer entre la izquierda 'abertzale' y Eusko Alkartasuna, en medio de un acto de recreación de las versiones más esencialistas del nacionalismo vasco, puede considerarse cualquier cosa menos un hito histórico para el devenir político del País Vasco. La convergencia de planteamientos que formalizaron ayer los integrantes de la ilegalizada Batasuna y los actuales dirigentes del partido fundado por Carlos Garaikoetxea sitúa su punto de encuentro más cerca de los postulados rupturistas de los primeros que de la trayectoria institucional de los segundos. Pero la reiteración de que la sociedad vasca se encamina hacia un profundo cambio en cuanto a sus perspectivas de futuro -que, al parecer, liderarían los firmantes- deja entrever cuales son los objetivos reales de la puesta en escena de ayer. En primer lugar, la significativa ausencia de menciones a los demás actores de la política vasca refleja, aparte de un ensimismamiento huidizo respecto a la pluralidad circundante y a la naturaleza democrática del orden constitucional, la clara intención de erigirse en alternativa al PNV en el seno del nacionalismo. En segundo lugar, parece evidente que se ha producido la conjunción de dos formaciones necesitadas. Conjunción por la que la izquierda 'abertzale' pretende contar con EA para regresar a la legalidad en el probable caso de que no pueda hacerlo por su propio pie, mientras Eusko Alkartasuna trata de asirse a la izquierda 'abertzale' para evitar que el declive que ha experimentado en los últimos años lo conduzca a la desaparición. Pero junto a todo ello el acuerdo suscrito por ambas formaciones persigue un objetivo inmediato más crucial para la organización ilegalizada que ayer fue representada por Rufi Etxeberria: eludir el unánime emplazamiento de las instituciones y de la sociedad para que de una vez rompa con ETA si no es capaz de arrastrarla hacia el abandono definitivo de las armas. Hay demasiadas razones para pensar que en realidad la izquierda 'abertzale' no está capacitada ni para uno ni para lo otro. La demostración más elocuente de ello es que la banda terrorista podría adherirse perfectamente al documento que la izquierda 'abertzale' suscribió ayer con EA, en tanto que deja caer del lado del Estado democrático la responsabilidad de superar las «múltiples violencias».