FILOSOFÍA DE VIDA

Los manuales de autoayuda que hacen referencia a cómo gestionar los problemas que la vida cotidiana nos pone por delante, proponen dos posibilidades para salir de ellos: afrontarlos de manera directa o rodearlos, buscando resquicios que nos permitan una solución más sencilla y menos traumática. Dependiendo del camino que elijamos, así será nuestra percepción y nuestra forma de vivir. Pasaremos del fatalismo o del pesimismo, a la felicidad insulsa del optimista recalcitrante.

El, ya famoso, artículo del 'New York Times' pone de manifiesto como, ante una realidad, que es la qué es, y que merecería una respuesta contundente por parte de la ciudadanía gaditana, ésta prefiere reírse de su sombra.

Una de las características fundamentales de la forma de ser del gaditano es la de adaptarse a las circunstancias. Esta es la parte positiva. En cuanto a lo negativo está su conformismo, su falta de espíritu de lucha que lo hace acomodaticio. «Si hay que ir se va, pero ir para nada».

Esto nos lleva a estar a la cabeza de Europa en cuanto a desempleo, cercano a un tercio de la población activa. Como paliativo, que si no la convivencia sería imposible, la economía sumergida crece a niveles insospechados en otras latitudes.

A los expertos de las agencias de 'rating' Standard and Poor's y Moody's, a esos que con sus calificaciones de riesgo pueden poner a un país desarrollado al borde de la quiebra, a esos que no dijeron nada cuando los mercados financieros se estaban enriqueciendo creando la burbuja inmobiliaria e inundaron el mercado de hipotecas basura, a esos que todo lo saben los traía yo a Cádiz para que analizaran nuestra inexplicable situación. Seguro que no encontraban explicación a que Cádiz sea 'la ciudad que sonríe'. ¿O a lo mejor sí?