Polonia certifica su profunda división a la hora de elegir a su nuevo presidente
VAROSVIA. Actualizado: GuardarDos meses y medio después de la muerte en accidente aéreo del presidente polaco Lech Kaczynski, la pugna electoral para sustituirle, que enfrentó ayer al liberal y europeísta Bronislaw Komorowski, de la Plataforma Cívica (PO), y al conservador y euroescéptico Jaroslaw Kaczynski, hermano gemelo del difunto jefe del Estado y líder del partido Ley y Justicia (PiS), deberá resolverse en una segunda vuelta.
Ninguno de los dos candidatos consiguió superar el 50% de los sufragios, por lo que se verán de nuevo las caras el próximo 4 de julio. A la espera de los datos oficiales, según las encuestas a pie de urna, Komorowski, que cuenta con el apoyo de las clases medias urbanas y las nuevas generaciones europeístas, consiguió en torno al 46 % de los votos, mientras que Kaczynski sumaba el 33%.
Las dos Polonias, la moderna que mira a Europa y al futuro, y la conservadora, anclada en el pasado y empapada de rencor nacionalista y catolicismo integrista, acudieron a las urnas de los casi 2.600 colegios electorales abiertos en el país centroeuropeo, pero apenas se miraron a la cara. «Polonia está políticamente crispada y socialmente dividida por culpa de la derecha radical que lidera Kaczynski», manifestaba el periodista y comentarista político Mariusz Borkowski.
El país intentó olvidar por un día la tragedia de Smolensk, pero muchos ciudadanos seguidores de la derecha conservadora no lo consiguieron, y depositaron su voto pensando que los servicios secretos rusos fueron los autores de la muerte de Lech Kaczynski y que su hermano gemelo es la única salvación que queda. «He votado al PiS, porque Komorowski es un liberal vendido a Europa», decía Leszek Wysocki, un jubilado varsoviano de 78 años, tras depositar su papeleta. Los colegios electorales abrieron a las seis de la mañana y cerraron catorce horas después. Las personas mayores, la mayoría seguidoras del PiS, fueron las más madrugadoras y disciplinadas. «Son las que votan por patriotismo mal entendido y miedo al futuro», comentaba el politólogo Aleksander Smolar.
Jornada sin incidentes
La jornada transcurrió con tranquilidad y sin grandes sorpresas. Maria R., presidenta de una mesa electoral en el distrito varsoviano de Praga, explicaba que «algunas personas de edad están un poco despistadas y preguntan dónde están las papeletas pero todo es muy civilizado». El candidato más madrugador fue Kaczynski, que antes de acudir a la misa dominical, fue a votar a su colegio de Varsovia en compañía de su sobrina, Marta Kaczynska, hija de su hermano fallecido, y las dos niñas de ésta, Martyna y Ewa. El aspirante del PiS agradeció a los polacos «su compromiso con Polonia y la democracia».
Komorowski ejerció su derecho a media mañana también en la capital, para «preparar un futuro en paz y democracia en nuestro país». En la norteña Sopot lo hizo el primer ministro y líder de la PO, Donald Tusk, junto con su mujer, convencido de que «la victoria de la Plataforma Cívica es muy importante para el futuro del país».