Los dueños de coches clásicos aterrizan en la Villa con sus «niños mimados»
Actualizado: GuardarEl Club del Automóvil Clásico de Cádiz llenó ayer de encanto las calles de la Villa en un recorrido que tuvo su punto de partida y llegada en la plaza Rafael Alberti, donde estos monumentos de cuatro ruedas quedaron expuestos a la contemplación de fanáticos y curiosos, prestos a inmortalizar, cámara en mano, su efímero contacto con ellos.
Manuel González Tocino venera a sus siete verdaderas joyas de coleccionista, la más antigua un Ford T de 104 años «totalmente original» que se trajo a Puerto Real. Las piezas las manda pedir a Estados Unidos. «De la Ford todavía se siguen fabricando, allí son muy conservadores», descubre. Su cuñado pilota un Chevrolet del 26 y, entre los que ha dejado en casa, tiene especial cariño a su Roadster 600.
En el interior de un Ford Mustang «del 64 y medio» aguarda la familia de José Luis Alarcos para emprender la marcha. Lejos de la imagen de reliquias intocables, acaban de volver con él de hacer una ruta por el Camino de Santiago.
«El primero me costó mucho encontrarlo, dos o tres años», desvela sobre unas peripecias que le han llevado a hacerse con un Ford Thunderbird que perteneció a un piloto tan insigne como John Travolta.
El chiclanero José Rincón se ha venido con un MG y un Triumph del que sólo se fabricaron 25.000 unidades, parte de una colección clasificada, como los vinos, por su 'cosecha'. «Es que el año y la edición hacen mucho», explica.
Él mismo se encarga de la mecánica, y no ha dudado en viajar hasta Estados Unidos a por alguno. Aún se sigue sorprendiendo del culto que rinden allí a estos coches: «Te mandan hasta las revistas de la época», se maravilla.
De los suyos, cinco duermen en casa, y otros dos lo hacen en la de enfrente. José reconoce que para él sus autos son «niños mimados», y así los trata: «Si hace mal tiempo, van todos al garaje, y el otro a la calle, a la sombrita». El otro, el de diario, es nada menos que un Mercedes 430S, pronto otro clásico.