ESPAÑA

Miradas hacia otro lado para no agobiar a Zapatero

Informes encargados por la Fundación Largo Caballero desvelaban el déficit social antes del plan de ajuste

MADRID. Actualizado: Guardar
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CC OO y UGT alardearon en 2009 de arañar nuevas prestaciones sociales al Gobierno. Entre ellas, la ayuda de 420 euros para los parados con la cobertura de desempleo agotada.

La primera advertencia de que la luna de miel entre el presidente Rodríguez Zapatero y los sindicatos se podía desmoronar fue la propuesta unilateral por parte del Ejecutivo de retrasar la edad de jubilación de los 65 a los 67 años. Después llegó el plan de ajuste en el que ya no había proposiciones sino realidades: recorte del salario de los empleados públicos y congelación de las pensiones.

No obstante, UGT sabía el déficit social que acumulaba el Gobierno. La Fundación Largo Caballero, vinculada a la central socialista, ha realizado tres informes (el primero publicado en noviembre de 2005) sobre 'La situación social en España' en los que afloraba que el gasto era inferior en 70.000 millones de euros a lo que correspondía al nivel económico del país. El último se publicó en septiembre de 2009, basado en datos y proyecciones de 2006 (últimas cifras homologadas en la Unión Europea). Pese a lo abultado del saldo, el texto no recogía el impacto de la crisis que profundizaba en el deterioro de la situación, porque la población que necesitaba ayuda aumentaba y debilitaba las prestaciones establecidas.

Ese informe abordaba también el futuro de las pensiones públicas. Sus autores dejaron claro que retrasar obligatoriamente la edad de jubilación era injusto y discriminatorio para las clases pobres, «puesto que en la mayoría de los casos, la longevidad depende del nivel social».

En resumen y con independencia de que parte del déficit se arrastraba de tiempos de la dictadura, el balance del estudio de 2009 y de los anteriores arrojaba un comportamiento negativo para los Gobiernos de Rodríguez Zapatero, quien llegó a la Moncloa en 2004.

UGT no echó leña al fuego y evitó roces en la familia socialista. Los primeros informes de la Fundación se difundieron por la tarde, a una hora inusual y pasaron desapercibidos. Además, la cúpula de UGT esquivó declaraciones sobre el tema. Nunca asistió al acto de presentación. Los miembros de la ejecutiva sindical siempre argumentaron disculpas, incluido el secretario general de la central, Cándido Méndez.