CiU salva la reforma laboral de Zapatero
Esperan el apoyo de los nacionalistas catalanes y canarios y no descartan el del PNV ni tampoco el de los populares Los socialistas avisan de que no aceptarán las enmiendas que desvirtúen el proyecto de ley
MADRID. Actualizado: GuardarCiU, de nuevo, vuelve a salvar la cara al Gobierno. Los nacionalistas catalanes facilitarán el próximo martes con su voto a favor o la abstención que el Congreso apruebe el decreto de la reforma laboral y su posterior tramitación como proyecto de ley. José Luis Rodríguez Zapatero se enfrenta así a una negociación más calmada con la seguridad de tener las espaldas guardadas y sin las angustias que precedieron a la aprobación parlamentaria del 'decretazo' con el recorte del gasto público, que obtuvo la luz verde por un solo voto gracias a la abstención de la federación catalana.
Tras un par de días de dudas y amagos, el líder de CiU, Artur Mas, anunció ayer que su grupo parlamentario «no va a impedir que se tramite en las Cortes» el decreto con los cambios en el mercado de trabajo. Es, por ahora, el único apoyo seguro con que cuenta el Ejecutivo socialista, aunque fuentes del partido gubernamental no descartan contar con más apoyos, o al menos con menos rechazos. El único no asegurado es el de la izquierda, y no toda. IU, Iniciativa per Catalunya y el Bloque Nacionalista Galego ya han dicho que se opondrán, pero Esquerra Republicana aún nada entre dos aguas, la del voto en contra y la de la abstención. Igual que la derecha, pues el PP deshoja la misma margarita. El PNV, a su vez, dice que decidirá el lunes, aunque fuentes del grupo parlamentario apuestan por la abstención.
Artur Mas señaló ayer en un acto de los Mossos d'Esquadra en Mollet del Vallés que CiU no será el obstáculo para que la reforma laboral siga adelante porque «se tiene que hacer». Observó, no obstante, que texto aprobado el miércoles es «manifiestamente mejorable en muchos sentidos» y su grupo espera corregir esas deficiencias en el trámite de enmiendas cuando se convierta en un proyecto de ley. Pero, avisó el líder de la federación, que nadie dé por descontado que CiU vaya a dar su «pleno apoyo», es decir el sí, porque todavía hay que «mirar y estudiar la letra pequeña». Una prevención similar se planteó desde el grupo parlamentario nacionalista, donde recordaron que nadie debe dar por segura la piel sin que se pronuncie el oso, y la decisión se tomará también el lunes.
El Gobierno y los socialistas, sin embargo, cuentan con CiU. El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, se mostró convencido de que los nacionalistas catalanes serán «constructivos» tanto en la aprobación de la reforma como con las enmiendas que vayan a presentar al proyecto. También el portavoz socialista en el Congreso, José Antonio Alonso, está «seguro» de que el texto superará el debate del próximo martes.
Corbacho, de todos modos, avisó de que el apoyo del nacionalismo catalán no va a tener contrapartidas de gran calado porque los aspectos centrales del decreto no podrán ser modificados ni desvirtuados mediante enmiendas. La reforma, que entró ayer en vigor al publicarse en el Boletín Oficial del Estado, recordó Corbacho, se tramitará por la vía de urgencia, es decir, que todos los plazos en el Congreso se acortarán a la mitad a fin de que el proyecto de ley pueda aprobarse después del verano. También el vicepresidente tercero, Manuel Chaves, alertó de que cambios habrá pocos y no de fondo.
A varias bandas
El Congreso, entretanto, era un hervidero de negociaciones a varias bandas. Los secretarios generales de UGT y CC OO se reunieron ayer con los representantes del IU e Iniciativa per Catalunya, PNV y del PSOE a los que entregaron un documento con los cambios que, a su juicio, deben introducirse en la reforma laboral para que los grupos los presenten como enmiendas. Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo encontraron mucha receptividad en los dos diputados de izquierda; comprensión, pero menos complicidad en los nacionalistas vascos; y desencuentro «radical» con los socialistas.
IU e Iniciativa serán la voz de las centrales en Parlamento y harán suyas las modificaciones sindicales. El Bloque Nacionalista Galego adelantó asimismo su voto en contra porque el decreto supone «un nuevo atentado a los derecho de los trabajadores», según su diputado Francisco Jorquera. Esquerra Republicana, a su vez, tensa la cuerda a medida que pasan las horas y ha pasado de la buena disposición inicial a decir que está «lejos» de apoyar el decreto.
El portavoz del PNV, Josu Erkoreka, admitió que hubo «sintonía» con UGT y CC OO en algunos puntos, aunque su grupo mantiene «la equidistancia». Un planteamiento que hace pensar en una abstención en la votación. Fuentes del grupo nacionalista precisaron, además, que sus enmiendas se centrarán en clarificar las causas del despido de acuerdo a los nuevos parámetros.
Pero las cuentas les salen a los socialistas. El grupo gubernamental cree que contará con el voto favorable de CiU y Coalición Canaria, no descarta el del PNV, e incluso se atreve a pensar en el respaldo del PP dado que la reforma, pese a la beligerancia de algunos portavoces populares, recoge varios de los planteamientos defendidos por el propio Mariano Rajoy, sobre todo en materia de despido.