Joven somalíes siguen por televisión la ceremonia de inauguración del Mundial. :: REUTERS
Sociedad

El fútbol mata en Somalia

Integristas islámicos asesinan a dos jóvenes y detienen a decenas de ellos por ver los partidos del Mundial

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Todo el planeta disfruta desde hace unos días del Mundial de Fútbol. Y África de forma especial, por ser el primero que se organiza en el continente negro. Todo el planeta, menos Somalia, donde los integristas islámicos han declarado la guerra santa al balompié. Lo consideran un juego propio de infieles. «Los jóvenes no deben ver la Copa del Mundo», advirtió el portavoz de la milicia radical Hizbul-Ham, Mohamed Abdi Aros.

Como quien avisa no es traidor, de la amenaza verbal se ha pasado directamente a la ejecución. Sin mediar palabra. Dos jóvenes han sido asesinados mientras veían un encuentro por televisión. La casa en la que se encontraban fue asaltada por combatientes enmascarados. Trataron de escapar, pero las balas fueron más rápidas. Les alcanzaron de lleno. Los sangrientos hechos sucedieron en el distrito de Afgoi, a unos 30 kilómetros de la capital, Mogadiscio. En el mismo lugar, combatientes enmascarados detuvieron a una treintena de personas. «Entraron inesperadamente y dispararon. Algunas personas trataron de huir», aseguró a 'Reuters' Ali Yasin Gedi, portavoz del grupo de Derechos Elman.

Un responsable de la administración islámica de la localidad, Sheij Yusuf Abu Hamza, confirmó el arrestó de varias personas. «Han cometido un grave error al no seguir la orden de no ver los partidos de fútbol, que son contrarios a los principios del Islam. Por tanto, se exponen a la sanción», señaló.

Quienes tuvieron la suerte de ser sólo arrestados, disfrutar de los astros del deporte rey les ha supuesto cárcel, latigazos en público para escarmiento general, multas y, en el mejor de los casos, un rapado de cabeza que les delata como pecadores. Porque pecado es, y en Somalia mortal, seguir por la pequeña pantalla «a unos hombres enloquecidos saltando de un lado para otro», según Mohamed Abdi.

En una tierra sin ley, donde los piratas campan a sus anchas por las aguas del Índico, Hizbul Islam y Al Shabaab -grupo armado considerado el brazo de Al-Qaida en la región- controlan amplios sectores del país y gran parte de la capital. Los dos grupos aplican su propia interpretación estricta del Islam, que prohíbe habitualmente el deporte, la música y el baile.

Algunos residentes de las zonas en manos de los islamistas están siguiendo escondidas el torneo deportivo de mayor audiencia mundial. Para ello, usan improvisados satélites que captan emisoras extranjeras procedentes del país anfitrión, Sudáfrica. Mientras unos están pendientes del balón, otros vigilan para no ser cazados.

Y es que la Unión de Cortes Islámicas, germen de los grupos que tienen sometida a la población, vetó el fútbol en Somalia en 2006. Lo que no pudo prohibir es que K'naan, un rapero somalí afincado en Canadá, sea el autor y el intérprete, junto a Bisbal, del himno del anuncio de Coca-Cola con motivo del Mundial. «Mira cómo nos tratan, nos hacen creyentes. Cuando sea grande, me llamarán libertad », dice la canción.