MÁS FÚTBOL

El triunfo más pobre de Holanda

JOHANNESBURGO. Actualizado: Guardar
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La cara de Johan Cruyff era el espejo del alma en el palco del Soccer City. Había ganado Holanda a una horripilante Dinamarca en un partido que se presume clave para superar el primer corte del Mundial, pero el fútbol afeó su historia. La vieja escuela del Ajax y el amor por el toque se cayeron como los palos del sombrajo cuando el portero Stekelenburg sacaba a pelotazos. O cuando los centrales Hetinga y Mathijsen y los medios De Jong y Van Bommel se la quitaban de encima.

Sólo Sneijder y Van Persie, un gran delantero pese a que arrastra las secuelas de una grave lesión de ligamentos en el tobillo, marcan la diferencia en un equipo que necesita a Robben como el comer. También gustó Elia el ratito que salió. Fue un puñal por la banda izquierda. Fabricó el gol que cerró el partido (2-0), con un sutil remate que golpeó en el palo y luego aprovechó Kuyt. El delantero de Liverpool es el paradigma de lo que representa esta Holanda con más músculo que fútbol.

Antes de ese postrero tanto, el infumable choque sólo se había roto en una acción de carambola. Un centro, un mal despeje de Simon Poulsen que se iba quizá a córner pero que golpeó en la espalda de Agger y entró. Un gol de chiste, como el partido.

Si los 'tulipanes' añoran más que nunca a los Krol, Neeskens, los hermanos Van der Kerkhof y, sobre todo, a la histórica tripleta ofensiva integrada por Rep, Cruyff y Rensenbrink, qué decir de esta Dinamarca de Morten Olsen. Salvo una internada de Rommedhal y un cabezazo de Brendtner, nunca dio sensación de peligro.