Un vecino ante el Ayuntamiento de La Barca, con su eterna bandera de la segregación. :: LA VOZ
crisis económica

La paciencia de la zona rural estalla

El conflicto con el gobierno local se ha recrudecido en La Barca, Torrecera y Estella, con múltiples frentes abiertos. El recorte de las transferencias ha sido la gota que ha colmado el vaso de las pedanías

JEREZ. Actualizado: Guardar
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A la zona rural jerezana se le acumulan los frentes. La eterna pelea de algunas pedanías, que se sienten «discriminadas», con el Ayuntamiento jerezano, no hace más que aumentar. El enésimo capítulo ha sido el recorte de las transferencias mensuales denunciado por parte de los alcaldes de La Barca, Torrecera y Estella.

La situación, aseguran los diferentes regidores pedáneos, ha llegado «al límite». El de La Barca tiene pocos días para hacer frente al pago de la luz, después de que Sevillana Endesa amenace con cortarla si no se le abonan 43.500 euros de atrasos.

En el caso de Torrecera, la feria que se ha de celebrar en dos semanas ha estado a punto de suspenderse por los «recortes» del Consistorio matriz, según su alcalde. Mientras tanto, la regidora jerezana, Pilar Sánchez, anunció el viernes que se completaban las transferencias para pagar las nóminas a estos ayuntamientos -los empleados municipales de La Barca siguen sin cobrar toda el sueldo-, así como para otros gastos extraordinarios como la feria de Torrecera.

A la espera de comprobar si de momento se solucionan estas deficiencias puntuales, lo cierto es que la zona rural se ha convertido en un polvorín que cada poco tiempo amenaza con estallar.

El nuevo partido

En La Barca, está el caso de Roque Valenzuela, un díscolo de la formación socialista que fue expulsado temporalmente por la ejecutiva provincial. Sus continuas críticas a la alcaldesa de Jerez y al partido, con la reivindicación de la segregación de La Barca como bandera, le valieron la suspensión temporal de la militancia. De manera que no podrá presentarse a la reelección en 2011 por este partido. Poco le importa: Valenzuela ya está fraguando, junto a otros históricos de la zona rural, un partido que todavía no tiene nombre.

Los mandatarios de Torrecera y Estella, Manuel Bertolet y Blas Moreno respectivamente, también han dado guerra últimamente. Ambos, pertenecientes al PSA, se encerraron hace pocos meses en el Ayuntamiento de Jerez para exigir el pago de las transferencias. Así, a los problemas económicos que tiene el Consistorio matriz en el Jerez urbano, se le han sumado ahora las justas exigencias del mundo rural.

Y luego está el caso de Guadalcacín. Allí gobierna la socialista Ana María Lirio, con buenas relaciones con el gobierno jerezano. Pero el ex alcalde Manuel Becerra, que recientemente fue despedido como asesor del equipo de Pilar Sánchez, amenaza con atraer a buena parte de los votantes de la pedanía.

Becerra también está inmerso en el nuevo partido rural que se está fraguando y las reuniones se suceden de cara a las próximas elecciones municipales. Según Becerra y Valenzuela, los nombres que más suenan detrás de la formación, ya hay «cientos de personas» interesadas en la misma.

Discriminación

Una de las principales críticas del mundo rural cuando mira hacia Jerez es que «aquí también pagamos los impuestos y sin embargo existe una discriminación respecto al mundo urbano». Asimismo, culpan de ello a la «desastrosa» gestión tanto de la alcaldesa de Jerez como de la delegada del Medio Rural, María del Carmen Martínez.

Un claro ejemplo, según el alcalde de La Barca, «es que todos los trabajadores del Ayuntamiento de Jerez han cobrado su nómina, de lo cual nos alegramos, pero aquí no ha pasado lo mismo».

A ello se suma el problema de la luz mencionado y otros por no poder hacer frente a los pagos: teléfono, proveedores... En cuanto a la feria, «no sabemos cómo vamos a hacer frente a los gastos». «No vamos a aguantar más; estamos al límite», concluía Valenzuela.

Y mientras las transferencias han llegado reducidas, con el dinero para pagar las nóminas, la delegada María del Carmen Martínez sostiene que los alcaldes pedáneos, en su día, ya aceptaron esta posibilidad transitoria ante las dificultades que atraviesa el Consistorio.