El supuesto líder de la banda, Rodríguez Pueyo. :: LA VOZ
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La Audiencia recibe el caso de Rafael Ávila dos años después del secuestro

Entre los ocho acusados se encuentra el estafador Luis Rodríguez Pueyo, condenado por el 'caso Arny', y un primo de Mariano Rajoy

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Cuando los agentes de Policía entraron en el oscuro cuartucho para liberarlo, la luz aturdió a Rafael Ávila Tirado como si despertara de un mal sueño. Sufría lo más parecido a una pesadilla, es cierto, pero todo era real. Seguía allí, sobre un colchón, atado con cadenas, junto a la lata donde hacía sus necesidades. El mismo zulo donde lo habían confinado dos semanas antes, después de que tres hombres lo raptaran en mitad de la calle, cuando salía de trabajar de una de sus oficinas de Sanlúcar. Lo metieron en una furgoneta y se lo llevaron.

De aquella liberación se cumple esta semana dos años -los agentes lo encontraron el 18 de junio de 2008-, coincidiendo con la llegada del sumario a la Audiencia Provincial de Cádiz para que se prepare el juicio oral contra los ocho supuestos responsables del rapto.

La instrucción del caso finalizó hace un par de meses, después de dos años en los que el juez número 4 de Sanlúcar ha tratado de aclarar los detalles de un suceso al que, en su momentos, pocos sabían encontrar explicación, pues Rafael Ávila, un empresario de 44 años miembro de una conocida familia sanluqueña, no contaba con enemigos, no estaba involucrado en asuntos de drogas, ni debía dinero a nadie. Casado y con hijos, disfrutaba de una vida aparentemente normal, como propietario de una inmobiliaria y una gestoría fiscal.

La explicación, sin embargo, es pragmática: Ávila fue secuestrado por dinero, por un grupo de secuestradores estrafalarios, liderada supuestamente por un conocido estafador igual de estrafalario: Luis Rodríguez Pueyo, condenado en el 'caso Arny' e implicado en la muerte de 'El Nani'. Entre los presuntos raptores se encuentra además Raúl Brey, un vecino de Sevilla propietario del chalé donde Rafael fue retenido, que atrajo aún más la atención de los medios sobre el caso por ser primo del presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy. Además, la Policía detuvo a otros siete hombres en Sanlúcar, Huelva, Sevilla y Madrid, entre los que se encontraba Luis Antonio R. S., un empresario sanluqueño que simuló una transacción con Rafael para tantear sus movimientos. De los nueve, sólo seis siguen en prisión preventiva (prorrogada recientemente).

El móvil del secuestro era eminentemente económico: se le pidió a la familia del empresario un rescate de diez millones, que se redujo finalmente a dos millones. Aunque el porqué se eligió a Ávila forma parte de la investigación. Lo cierto es que el empresario sanluqueño fue una segunda opción, después de que trataran de raptar sin éxito al hijo del promotor madrileño Francisco Hernando, conocido como 'El Pocero'. Después de 16 días, angustiosos para la familia del empresario que temían por su vida, la Policía dio al fin con el paradero de Rafael en un chalé de Almonte (Huelva), llamado El Retorno, que era propiedad de Brey y donde había permanecido la mayor parte del tiempo. La investigación requirió la intervención de diversos equipos especiales, que descubrió que las llamadas de extorsión a la familia eran hechas desde cabinas telefónicas de Madrid. A partir de ahí, tirando del hilo, se supo que el secuestrado podía estar en Almonte. El día en que expiraba el plazo para pagar el rescate, una decena de agentes de los GEO asaltaron el chalé en una espectacular liberación, cuyas imágenes aún pueden encontrarse en Youtube.

Maltrato psicológico

Dentro de la casa, los policías arrestaron a dos personas que hacían de carceleros (uno de ellos, Brey), pero a Ávila lo hallaron en una caseta de dos metros de largo junto a la casa. Estaba en una situación penosa: yacía casi sedado en una colchoneta raída, encadenado a una pared, con una lata para hacer sus necesidades y desnutrido pues apenas le dieron de comer. Cuando Rafael vio a los agentes, se derrumbó y comenzó a darles las gracias entre sollozos, mientras los agentes trataban de tranquilizarlo: «Vas a ir a casa y tienes que decir que estás tranquilo, que nos vamos a ir a comer juntos y a emborracharnos».

El secuestro había concluido, pero el calvario posterior de Rafael ha sido más largo. «Le han maltratado psicológicamente», aseguró la Policía tras liberarlo de su cautiverio, uno de los más largos por motivos económicos que se han dado en España en los últimos 20 años.

Ahora, al sumario le depara todavía un camino que recorrer hasta que se celebre el juicio, pues al tratarse de un procedimiento ordinario, previsto para delitos con penas superiores a los 9 años, la preparación se lleva a cabo en la Audiencia. A falta aún de la calificación fiscal, cabe pensar que la banda será acusada de otros crímenes. De hecho, la Policía ya anunció que imputaría a Pueyo uno de usurpación de identidad, pues utilizó el nombre un hermano suyo fallecido para pasar desapercibido.