ANDALUCÍA

El cerebro gris del ajuste

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La contundencia con la que Griñán desgranó una a una las iniciativas, adobadas de datos y en un discurso escrito personalmente por él, repercutió igualmente en el citado éxito. Un discurso con el que Griñán transmitió seguridad hasta el punto de llevar el timón en las réplicas y contrarréplicas con los líderes de la oposición. Probablemente a Javier Arenas y a Valderas les cueste ahora un poco más cuestionar su liderazgo. El resultado de todo esto resulta cuando menos paradójico: el presidente fortalece su liderazgo anunciando medidas que significarán más impuestos para los andaluces y recortes en el gasto de la Junta de Andalucía. Es decir, lo nunca visto hasta ahora.

La verdadera clave no está tanto en el contenido como en el envoltorio. Y sobre todo, en su ideóloga: Carmen Martínez Aguayo. La consejera de Hacienda ha diseñado un plan de medidas en el que lo de menos parece ser la recaudación. La poda de coches oficiales y dietas a los altos cargos no va a suponer un ahorro excesivo, tampoco la supresión de 110 empresas públicas (apenas 100 millones de euros en tres años), pero consigue mejorar la imagen de una administración acusada con razón muchas veces de derrochadora. Todas las demás medidas del Debate llevan rótulos con semejante mensaje: impuestos para que paguen los que más tienen o tasas para quitar de en medio bolsas antiecológicas. Por todo ello sólo se recaudará 411 millones de euros, mucho menos de lo que se ahorrará la Junta con la bajada del sueldo a los funcionarios. En los funcionarios y en el retraso de obra pública está el verdadero ajuste. Pero de esto apenas se habló en el Debate de la Comunidad. El efecto sorpresa de las bolsas de plástico y el gravamen a los bancos los dejó fuera de cámara. Ni siquiera el mensaje del presidente elogiando el 'sacrificio' de los empleados públicos el última día del debate tuvo repercusión.