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La estrella indigente
Las pensiones estatales condenan a los actores Laura Antonelli y Helmut Berger a vivir en la miseria
Actualizado: GuardarLo tenía todo. Belleza, fama y dinero. Su carácter desinhibido pronto la convirtió en un mito erótico en los 70, protagonizando las volátiles fantasías de los jóvenes de la época -ahora ya maduritos-. Laura Antonelli fue una de las mujeres más deseadas del cine. Su perfecto cuerpo, su cara angelical y la sensualidad que desprendía la llevaron por todos los cines del mundo. Pero en esta vida nada es eterno.
Con la madurez de su figura también llegó el declive de su carrera. Una operación estética de terribles consecuencias y una condena por posesión de cocaína fueron las gotas que colmaron el vaso de la cordura: dio carpetazo a su trabajo, terminaron los ingresos y acabó en la indigencia. Tras diez años viviendo en la práctica miseria, el también actor Lino Banfi denunció públicamente la precaria situación de su colega en las páginas del 'Corriere della Sera' donde explicaba que visitó su casa y contempló un panorama desolador. Se le «encogió el corazón» al ver a una anciana sola y desfigurada que sobrevive con poco más de 500 euros y se alimenta gracias a la parroquia y otras almas caritativas. Como buen amigo, Banfi reclamaba ayuda para Antonelli, de 68 años. En concreto, que se aplique una ley de 1985 que permite conceder una pensión vitalicia a grandes figuras de la cultura o el deporte para que no caigan en la pobreza. El Gobierno de Berlusconi respondió al llamamiento y le concedió una ayuda cuya cuantía no se ha hecho pública.
Ella, agradecida, rechaza la limosna estatal. Lo suyo se ha convertido en una vida monacal, pero sin lujos. Confiesa no encender la televisión desde hace veinte años. «Sólo escucho 'Radio María' (una emisora religiosa) y rezo». Se refugia en el retiro espiritual y acude frecuentemente a la iglesia. «La vida terrenal ya no me interesa. Hace años que estoy muerta y me gustaría ser olvidada».
Antonelli puede darse con un canto en los dientes. Helmut Berger, actor austríaco símbolo sexual del cine de Visconti, se ha declarado en la indigencia recientemente al recibir una pensión de 200 euros mensuales. Afincado en la residencia ibicenca de la condesa Sylvia Serra di Cassano, el que otrora interviniera en 'El Padrino III' y 'El retrato de Dorian Gray', declaró al diario alemán 'Bild' que «a pesar de haber rodado ochenta películas», los productores «nunca» le dieron de alta en la seguridad social. Así que ahora le toca vivir de las ayudas de sus amigos.
A diferencia de la italiana, Berger, de 66 años, ha trabajado en los últimos años, pero la palabra ahorrar no entraba en su vocabulario. Hace doce años publicó una autobiografía donde contaba sus adicciones y devaneos sexuales con personalidades de la talla del matrimonio Jagger, aunque, por lo que se ve, no logró colar su libro entre los más vendidos.
Antonelli y Berger, estrellas del cine de los 70, juguetes rotos en la actualidad, son dos ejemplos que confirman que los astros no brillan eternamente.