Reforma a secundar
Los contratos indefinidos y la flexibilidad en las empresas deben reactivar el empleo
Actualizado: GuardarLa confirmación de que la reforma laboral será tramitada mediante el decreto-ley que apruebe el Consejo de Ministros el próximo miércoles, sin un acuerdo previo entre los interlocutores sociales, traslada a los grupos parlamentarios la responsabilidad de promulgarla con el más amplio apoyo político. Ello permitiría compensar la negativa de los sindicatos a suscribir una modificación en profundidad del mercado de trabajo con la anuencia de buena parte del Legislativo. Lo que contribuiría tanto a convertir la nueva normativa en estímulo real para la reactivación, restando argumentos a una oposición radical al mismo por parte de las centrales sindicales, como a ofrecer ante el resto de Europa y ante los mercados una imagen de país solvente capaz de aparcar, cuando es necesario, la pugna partidaria interna. Rodríguez Zapatero recalcó ayer en Roma que la reforma auspiciada por el Gobierno convertiría la contratación indefinida en la norma común del mercado de trabajo. Ahí radicará precisamente la prueba inmediata a la que se verá sometido el cambio legislativo que se anuncia, puesto que la paulatina extinción de los numerosos contratos temporales actualmente vigentes obligaría a cubrir esos puestos de trabajo mediante contratos indefinidos. El otro aspecto al que se refirió el presidente fue la flexibilización de las relaciones laborales en cada empresa, atendiendo a necesidades de productividad y a coyunturas de mercado. Se trata de un cambio ineludible toda vez que la estructura laboral de las compañías no puede mantenerse rígida cuando éstas atraviesan por vicisitudes o se aprestan a modificar su actividad central sin poner en riesgo los propios empleos. A la espera del contenido final del proyecto del Gobierno, es imprescindible que la reforma sea enjuiciada más por lo que ofrezca que por las carencias que indudablemente presentará. El principal problema al que se enfrenta la reforma no es la contestación sindical. Porque su eficacia dependerá tanto de que sus distintos apartados resulten adecuados para la pronta generación de empleos estables, como de que su alumbramiento no sea recibido con gestos de desconsideración por parte de la oposición política o con muestras de desentendimiento por parte de los empresarios, tan insistentes a la hora de demandar el cambio.