Economia

Zapatero: «La reforma será sustancial»

El presidente quiere cambios «para mucho tiempo» y los sindicatos mantienen la incógnita sobre la huelga general

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«La reforma laboral servirá para mucho tiempo porque va a ser sustancial», advirtió ayer desde Roma el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Las declaraciones se produjeron tan sólo 10 horas después de la ruptura de la negociación con CEOE, CC OO y UGT, y 24 antes de que el Ejecutivo presente, por separado y por escrito, a empresarios y sindicatos su última propuesta. Sin embargo, ese documento no será el definitivo.

Los grupos parlamentarios también tienen algo que añadir. La reforma será aprobada, vía decreto, por el Consejo de Ministros del día 16. El Gobierno necesita el respaldo de las cámaras para la tramitación de los cambios como proyecto de ley. Para ello, tendrá que hacer concesiones. Y, ante esta situación de incertidumbre, los sindicatos mantienen el suspense sobre la convocatoria de una huelga general.

Rodríguez Zapatero insistió en que «queremos ir a un modelo (de mercado de trabajo) donde la contratación indefinida sea la norma». Apuntó que el objetivo de su Gabinete es «reducir el esfuerzo y el coste del despido sin que los trabajadores pierdan derechos».

Precisamente, en la madrugada del jueves, el Ministerio de Trabajo aclaró a los agentes sociales su pretensión de subvencionar el despido. El proyecto es que el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa), financiado con cuotas de los empleadores para afrontar las obligaciones de las sociedades con suspensión de pagos, abone a las empresas ocho días de la indemnización del despido procedente (20 días por año de servicio) o improcedente (45 ó 33 días por año de servicio). La iniciativa no aminoraría el importe recibido por los trabajadores. La ayuda se aplicaría tanto para las rupturas individuales como para las colectivas y supondría una cotización adicional de los empresarios al Fogasa. La aportación se establecería sobre el coste diario que suponga la indemnización.

«Mal histórico»

El presidente hizo hincapié en que la reforma perseguida no puede durar sólo «dos, seis u ocho años». El país necesita cambios de mayor vigencia que corrijan «el mal histórico» que padece, consistente en que «cada vez que hay una crisis económica nuestra tasa de paro duplica la media europea». En definitiva, se trata de la existencia de «demasiados contratos temporales y en precario». «Hay que hacer frente a esto con decisión», dijo. Rodríguez Zapatero confirmó que hoy presentará el documento con su posición a los interlocutores sociales. «Si la reforma tiene mayor número de apoyos será más exitosa, pero tenemos las ideas muy claras sobre lo que hay que hacer», resaltó. Quienes desconocen lo que va a pasar son las organizaciones empresariales y sindicales. CC OO y UGT mantienen su mensaje de que si el decreto recorta los derechos de los trabajadores habrá huelga general, pero la incógnita no se despejará hasta el día 16, cuando el Consejo de Ministros apruebe la norma.

Para ambas centrales, «una línea roja» que el Gobierno no debería traspasar es que la opinión del juez en el despido objetivo, justificado por causas económicas, productivas, organizativas y tecnológicas, pase a ser secundaria. CC OO y UGT rechazan que sean los empresarios quienes tengan la última palabras en el proceso, algo que, a su entender, refleja la propuesta del Gobierno.

Una opinión muy distinta es la del presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, quien acusó a los sindicatos de «absoluto inmovilismo» e instó al Gobierno a aprobar la reforma que necesita el país.

Fuentes sindicales aseguran que los empresarios esperan que el decreto les favorezca, por eso desaprovecharon la oportunidad de pactar la madrugada de ayer. Representantes de Trabajo añaden que la CEOE es «prisionera» del Partido Popular, a cuyos dirigentes no les interesa una reforma pactada socialmente.

Para Díaz Ferrán, el programa elaborado por el Ejecutivo es «insuficiente». Lamentó que España pierda, una vea más, el tiempo y resaltó que su organización lleva «año y medio» persiguiendo sin éxito la modernización del mercado de trabajo, entre otras cosas, para acabar con la dualidad entre trabajadores temporales e indefinidos.