El grueso de la exposición lo conforman cuadros costumbristas de finales del XIX y principios del XX, de autores gaditanos como Godoy, Morillo o Abarzuza. :: A. VÁZQUEZ
Sociedad

El Reina Sofía expone el legado de la familia Aramburu, seis meses después de su donación

El centro municipal inauguró ayer la muestra, compuesta por 79 piezas, entre las que destacan cuadros de Arellano, Prieto o Godoy

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Consciente ya de que se esfumaban sus últimos días, Álvaro Aramburu-Picardo decidió en un gesto cariñoso hacia su ciudad y sus paisanos ceder su legado artístico al Ayuntamiento de Cádiz. La mayor parte de este tesoro, prácticamente inédito, lo forman obras pictóricas de corte costumbrista de finales del XIX y principios del XX. Junto a los cuadros, lucen grabados, esmaltes, retratos de familia, muebles y una preciosa escribanía de plata regalo de la ciudad de Barcelona al general Narváez en 1849. Ahora, seis meses después de su cesión y tres después de que su titular falleciera a los 92 años en su casa de San Antonio, el legado de esta importante saga gaditana ve la luz en el Centro Municipal Reina Sofía.

De las 168 obras cedidas, componen la exposición 79 piezas, las más significativas del conjunto. Distribuidas en dos zonas diferentes del edificio (el pasillo de la primera planta y la Sala Aramburu Picardo de la tercera), el visitante puede contemplar escenas costumbristas de la escuela gaditana, piezas barrocas e incluso dos representaciones florales, una de ellas firmada por Juan de Arellano (la otra no puede atribuírsele al pintor madrileño con seguridad), siendo ésta la pieza de mayor valor de la colección. También es de destacar una tabla con la representación de la Natividad, que parece remontarse al siglo XVI y que se ubica en la primera planta del centro.

Antes de llenar las paredes del Reina Sofía, estas joyas artísticas llenaron las dependencias de la casa-palacio de los Aramburu, situada en el número 1 de la Plaza de San Antonio, en cuya planta baja estuvo instalada la antigua Banca Aramburu. El clan se instaló por primera vez en Cádiz en 1819 al llegar desde Perú Juan Antonio de Aramburu Echezarreta, natural de Zumárraga.

Los Aramburu-Picardo, cuya rama se extingió al fallecer Álvaro el 13 de febrero, siempre han profesado un gran amor a Cádiz. Ésta ha sido su última donación, pero este mecenas ya había entregado con anterioridad al Museo de Cádiz una colección de obras de pintores señeros de la escuela sevillana y gaditana, así como un óleo del plano de la ciudad en el siglo XVIII al Museo de Las Cortes. Por otro lado, su hermana Micaela cedió antes de fallecer un cuadro de Zuloaga al Museo Provincial.

Los Aramburu Picardo querían que su colección de arte no saliera de la ciudad, de ahí su afán por desprenderse de algunas de sus piezas más importantes. Ayer, en la inauguración de la muestra, Carmen Pries, hija de la heredera de los bienes de los hermanos Aramburu Picardo, pronunció unas palabras en recuerdo de sus tíos segundos. «Micaela, la mayor, siempre fue una mujer culta y sofisticada; Álvaro tenía un corazón de oro y un gran sentido del humor y a mi tía María Luisa, la pequeña, le encantaba la cocina». Por su parte, la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, hizo especial hincapié en que éste es «un gran acto de generosidad».

Pendientes de restaurar

A pesar de la inauguración de ayer, aún no ha culminado la restauración de las obras. Según Juan Ramón Ramírez, director de los museos municipales, «habrá que descolgar algunos cuadros que aún no se han restaurado». Ahora, se iniciarán las fases de restauración, que incluyen el arreglo de los marcos, algunos de pan de oro, los desgarros que presentan varias pinturas y la recuperación de algunas capas cromáticas.

Aparte de la obra de Arellano, forman las piezas de mayor valor 'Pescador en el Campo del Sur' de Godoy, 'Jardín con buganvillas' de Felipe Abarzuza, el mismo que decoró el techo del Falla (estos dos cuadros decoraban el salón comedor de la residencia familiar), 'Escena de Tetuán', de Franciso Prieto o 'El bebedor' de Morillo Ferrada, todos ellos miembros de la escuela gaditana. También son importantes los retratos familiares de Ruiz de Somavia o Rodríguez Barcaza. La colección de Álvaro Aramburu se completa con otros tres cuadros, también retratos de familia, donados por las hermanas Elena, Asunción y Carmen Sepúlveda Aramburu.