Visita realizada ayer por Kim Jong-Il a una explotación frutícola. :: REUTERS
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Kim Jong-Il remodela la cúpula norcoreana en plena crisis con Seúl

Cambia al primer ministro para controlar la grave situación económica y la escasez de alimentos

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Algo se mueve en la hermética y aislada Corea del Norte en plena crisis por el hundimiento de la corbeta surcoreana 'Cheonan', un ataque en el que murieron 46 soldados y del que Seúl acusa directamente al régimen estalinista dirigido por Kim Jong-Il. Mientras el vecino del sur intenta promover nuevas sanciones de la ONU contra Pyongyang, el Querido Líder reapareció ayer en una inusual segunda sesión del Parlamento. Los 687 diputados de la Asamblea Suprema Popular, la mayoría pertenecientes al hegemónico Partido de los Trabajadores, ya se reunieron el pasado abril para votar 'sí' a todas las medidas dictadas por Kim, que en esta ocasión ha utilizado el encuentro para remodelar su gobierno.

Según informó la agencia estatal norcoreana KCNA, el hasta ahora primer ministro, Kim Yon-Il, será sustituido por Choe Yong-Rim, mientras que el cuñado del presidente, Jang Song-Thaek, ha sido ascendido a la vicepresidencia de la Comisión Nacional de Defensa, desde la que los militares controlan el país. Curiosamente, Jang Song-Thaek es uno de los principales valedores de Kim Jong-Un, el hijo menor del Querido Líder, quien, pese a no haber cumplido aún 30 años, ya suena en Occidente como su posible sucesor.

Además, la reestructuración ha incluido el nombramiento de seis nuevos viceprimeros ministros y relevos en las carteras de Industria Ligera, Deportes y Alimentos, y Necesidades Diarias.

Sin explicaciones

Los analistas internacionales y los servicios de espionaje de Estados Unidos y Corea del Sur ya escrutan con lupa estos cambios y los nuevos movimientos de Kim Jong-Il, que ha vuelto a aparecer en público tras su viaje a China en mayo. Como suele ser habitual, el régimen no ha explicado los motivos de la remodelación de Gobierno. Pero a nadie se le escapa que Corea del Norte -donde en los años 90 murieron de hambre dos millones de personas- atraviesa desde finales del año pasado una grave crisis económica que ha empeorado su ya de por sí precaria situación.

El pasado noviembre, la moneda nacional, el won, fue depreciada por sorpresa y millones de norcoreanos perdieron sus exiguos ahorros de toda una vida de la noche a la mañana. Obligados a cambiar sus billetes viejos por unos nuevos donde de repente habían desaparecido dos ceros de su valor, por cada cien won antiguos los bancos estatales sólo entregaban uno de curso legal, lo que provocó airadas protestas ciudadanas que se atrevieron a desafiar al régimen. De esta manera, Pyongyang intentaba controlar los mercados negros que habían surgido para contrarrestar la escasez que las cartillas de racionamiento imponen en las tiendas estatales, pero el remedio fue peor que la enfermedad.

Como cabeza de turco por este desaguisado, en marzo fue ejecutado el jefe del Departamento de Finanzas y Planificación del Partido de los Trabajadores, Pak Nam-Gi. La explicación oficial es que era «el hijo de un burgués que había conspirado para infiltrarse en los cuadros revolucionarios norcoreanos con el fin de destruir la economía nacional».