'Cascos' y 'sorayas'
Zapatero se equivocó cortando los puentes con los hombres de Felipe González
Actualizado: GuardarAlgo afilado el pugilístico rostro por los años, su colección de Libros de Familia y ocupaciones más artísticas que agotadoras, Francisco Álvarez Cascos se muestra resuelto a practicar el tornaviaje a la política como un matador cansado de contemplar su finca y torear en el salón. Algunos factores locales en el Principado de Asturias parecen avalar la incursión. Ovidio Sánchez, candidato y presidente del PP en la comunidad, ha encadenado dos derrotas seguidas y necesita urgentemente un recambio; el empuje de la UPyD autonómica asoma de manera preocupante en las encuestas y amenaza con desplumar la cartera de votos al PP; y la organización conservadora, desgarrada por años de rencillas domésticas y la vieja escisión de Sergio Marqués, añora un liderazgo fuerte para levantar cabeza. Tampoco se puede desdeñar a favor del regreso de Cascos su eventual papel de paliativo para los melancólicos del 'aznarismo', engarce generacional y emocional con sectores de la militancia que no profesan la fe del 'marianismo' y que han acabado aceptando como mal menor el poder consolidado de las 'sorayas'.
Pero la presencia, aunque sea periférica, del antiguo capataz del PP, 'dóberman' preferido para los propagandistas del PSOE, no es irrelevante a efectos de ofrecer un flanco débil y un caramelo para el adversario, ahora que el partido había logrado con arriesgadas apuestas romper el cinturón sanitario al que estaba encadenado desde el 11-M de 2004. Los Aillón, Basagoiti, Feijóo, Soraya, Cospedal, han logrado el milagro de desmovilizar al ejército de votantes que habían inclinado la balanza excitados por la ofuscación de evitar un triunfo «de la derecha». Simplemente sorteando determinadas trampas que gusta de tender a modo de provocación la factoría encargada de polarizar el país se ha ido desmontando todo el entramado aislacionista que cuajó en la 'fórmula Tinell': 'nada con el PP¡. Y que indirectamente le ponía en bandeja al partido del gobierno la tramoya ideal: 'todo con el PSOE'.
Feijóo ha ganado por mayoría absoluta en Galicia, Basagoiti crece en las encuestas, Cospedal avisa de cambios en Castilla-La Mancha y Soraya Sáenz de Santamaría se agiganta en su escaño mientras De la Vega desmejora. Estos días en Génova se deshoja la duda. ¿Cascos viene solo? ¿O es el sherpa del aznarismo? ¿Su cartel electoral condicionará la imagen de una derecha moderada, laica, permisiva y pactista para 2012 o cuando toque? No deberían olvidar que Zapatero se equivocó cortando los puentes generacionales con Felipe y que el PP tiene vocación de fuerza política 'ómnibus' donde si no caben pragmáticos, liberales y democristianos; añejos y recientes, algunas de sus raíces que conectan con la España que vota podrían marchitarse.