Hungría rectifica y niega estar en bancarrota tras el desplome bursátil
Budapest intenta tranquilizar a los mercados pero reitera que el anterior Gobierno mintió sobre la situación económica
VARSOVIA. Actualizado: GuardarEl nuevo Ejecutivo de centroderecha de Hungría, formado por el partido Fidesz del primer ministro Viktor Orban, rectificó ayer lo que dijo el viernes respecto a la calamitosa situación económica nacional el portavoz gubernamental, Péter Szíjjártó, y aseguró que el país centroeuropeo no está en bancarrota. Szíjjártó acusó al anterior gobierno del socialista y multimillonario Ferenc Gyurcsány de haber mentido sobre la realidad económica húngara, «tal como lo había hecho Grecia», y anunció que el país se encuentra al borde de la bancarrota, lo que provocó la caída de las Bolsas europeas, sobre todo en España, una depreciación del euro frente al dólar y una profunda preocupación en los mercados financieros internacionales. Mihály Varga, jefe del gabinete del Ejecutivo de Orban y responsable de la comisión encargada de investigar el estado real de la economía húngara, salió al paso de las declaraciones apocalípticas de Szíjjártó, y manifestó que la situación está «estabilizada».
Varga quiso enviar un mensaje de tranquilidad a los mercados y dijo que «las declaraciones anteriores son exageradas». En lo que sí estuvo de acuerdo Varga con el portavoz del nuevo Gobierno fue en acusar al anterior Ejecutivo socialista y al que les sucedió durante un año en un gabinete de transición hasta las elecciones legislativas del pasado 25 de abril, dirigido por el tecnócrata y empresario Gordon Bajnai, de haber manipulado los datos, o de no haber dicho toda la verdad sobre las cuentas pública.
Mentiras
«Existen grandes diferencias entre la realidad y lo publicado por el anterior Gobierno», afirmó el jefe del gabinete del Ejecutivo húngaro. En esta línea, Varga explicó que el gobierno de Ferenc Gyurcsány mintió en cuestiones como los ingresos de impuestos, los gastos del sector público y los que se efectuaron con empresas del transporte como la compañía aérea Malév.
Por todo ello, Varga consideró que los nuevos gobernantes, de común acuerdo con la UE, tendrán que determinar «quiénes son los responsables» de que no se publicaran o se manipularan los datos correctos, pero no aclaró si la justicia húngara debería tomar cartas en el asunto.
Varga afirmó que la capacidad de financiación de la deuda pública magiar «no está en duda», y se mostró convencido de que el Gobierno podrá cumplir la meta de reducir el déficit público, que alcanzó el 9% del PIB en 2006, por debajo del 3,8% este año. Pero para conseguir este objetivo, «hay que realizar profundos cambios, enseguida», advirtió.
Por su parte, el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de la UE, Olli Rehn, calificó de «salvajemente exagerados» los pronósticos sobre la posible bancarrota financiera de Hungría. «Hungría ha realizado un importante progreso a la hora de consolidar sus finanzas públicas durante los últimos dos años», indicó Rehn.
Ajuste riguroso
Algunos círculos económicos y políticos húngaros anunciaron esta semana que el déficit presupuestario del país magiar podría subir hasta el 7,5% del PIB este año.
En octubre de 2008, en plena crisis financiera internacional, Hungría tuvo que ser rescatada de la quiebra con un préstamo de 20.000 millones de euros concedido por el Fondo Monetario Internacional, la Unión Europea y el Banco Mundial. A cambio, estos organismos exigieron a Budapest un riguroso plan de ajuste económico que ha reducido drásticamente los salarios del sector público y las ayudas sociales.
En las últimas elecciones legislativas, que dieron mayoría absoluta al Fidesz de Viktor Orban, los socialistas sufrieron una derrota estrepitosa y la extrema derecha racista y antisemita (Jobbik), que tiene sólidos apoyos en los sectores obreros y populares más golpeados por la crisis, alcanzó 17% de votos y se convirtió en tercera fuerza parlamentaria.
Durante el comunismo, en los años ochenta del siglo XX, Hungría, que en la actualidad es el país de la UE más afectado por la crisis junto con Grecia, Rumanía y Letonia, fue uno de los territorios europeos controlados por la URSS más prósperos. Los dirigentes comunistas, desafiando el dogmatismo económico de Moscú, liberalizaron la economía y adoptaron algunas prácticas capitalistas. El mayor nivel de bienestar atrajo a muchos emigrantes de otros países del campo socialista como Polonia.