Falla, Sánchez y Marín posan con la foto de hace 25 años en la redacción de LA VOZ. :: ANTONIO VÁZQUEZ 45 años 46 años 46 años
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... a un futuro incierto

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José Falla Lamadrid.- Allá adonde va, cierra empresas» bromean sus antiguos compañeros. «He pasado por Delphi, y tres meses por el Centro Bahía de Cádiz (CBC) que ahora está pendiente de un hilo», continúa José Falla. Para bien o para mal, en la industria gaditana siempre ha habido rumores. Algunos para anunciar cierres y otros para hablar de puestos de trabajo. «En 1987 se hablaba de que General Motors iba a revitalizar la Bahía», lo mismo que hoy Alestis. El reciclaje ha sido una constante en su vida. Durante nueve meses se formó para entrar como parte del grupo de mantenimiento, y a los dos años se presentó para ocupar un puesto de ingeniería, en el que estuvo ocho años. «Luego vinieron los polacos, que eran más baratos y me pasaron a Producción». Ellos se llevaron el diseño y los productos y «al morir la madre no pudo parir más hijos». Fue lo que pasó. Ahora vuelve a reciclarse con Alestis. Se levanta todos los días a las cinco de la mañana para ir hasta El Puerto , desde donde coge un autobús para ir a Sevilla a hacer otro curso, hasta que a las cuatro de la tarde llega a su casa, en San Fernando. Al futuro lo mira con esperanza. «Alestis tiene carga de trabajo para 20 años por lo que espero que me dé tiempo al menos para prejubilarme». De momento tienen contratados «más de mil millones de euros».

Pedro M. Sánchez Marmolejo.- La historia de un cierre en el sector aeronáutico no es nueva, sobre todo en una empresa que lleva 84 años en la ciudad. Construcciones Aeronáuticas (CASA) nacía en 1926. Siete años después, ya aparecían en la prensa de la época noticias acerca de un posible cierre.

Pedro, «Perico» para sus antiguos compañeros, trae consigo la reivindicación actual del CBC, en forma de camiseta. Se encuentra a caballo entre las situaciones laborales de sus dos amigos. Con la duda de si el CBC se convertirá en el nuevo Delphi o si, como Manuel podrá terminar sus días en la empresa actual. Pedro pasó hace 20 años el proceso de Delphi, y mientras esperaban a que le llamaran le llegó la oferta de CASA, hoy Airbus. «Allí nos convocaron a 50 excedentes de Astilleros para un curso en las instalaciones de Puntales de chapista, durante cuatro meses». De los 20 que eligieron para entrar en abril de 1988, ocho eran de la misma promoción de becarios. El 2 de julio de 2003 se inauguraba el CBC, y Pedro cambiaba las instalaciones de Puntales por las de El Puerto, consideradas de excelencia por los propios directores de Airbus. Allí se han desarrollado las tecnologías de materiales compuestos, chapistería integrada y conformados superplásticos, «que nos hacen únicos», valora. Y es aquí donde pretende acabar su vida laboral, aunque planee la sombra de la duda.

Manuel Marín Jurado.- Al igual que sucedió con la General Motors, los rumores de nuevos contratos también se extendieron a Tabacalera. Tras un examen, Manuel entraba junto a tres compañeros como mecánico el 18 de enero de 1988, aunque esta especialidad no era la suya. «Ése no era mi camino, ni siquiera me gustaba jugar al Meccano de pequeño». Así que se diplomó en Informática de Sistemas Físicos, y aprovechó una plaza vacante de jefe de turno, en la que lleva ya diez años, «con menos gente cada vez».

Para Manuel Marín el principal problema no es la destrucción de los puestos de trabajo «sino que no se crean nuevos». «Estamos focalizados a determinados sectores muy amplios, que cuando caen arrastran a mucha gente, y en vez de tener una fábrica de 500 personas, igual sería mejor para la Bahía tener diez fábricas con cincuenta empleados. Y no un pulmón que arrastra a los demás». Marín continúa explicando que «en Cádiz no tenemos un espíritu emprendedor, más bien pensamos en cuándo va a llegar la prejubilación, independientemente de dónde estés trabajando».

Sobre el futuro que le aguarda en la empresa, no tiene ni la menor idea de que puede pasar de aquí a unos años. «Esto es una bomba de relojería a punto de estallar ya que de las 1.100 personas que había trabajando en Tabacalera cuando entré, hemos pasado a 67».