Sociedad

Lote de lujo para Tejela

El torero de Alcalá, templado y expresivo en golpes aislados, no redondea ante sus dos grandes enemigos

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Seiscientos kilos por banda. El primero sacó la rara pinta que los camperos llaman en Cádiz flor de gamón, que recuerda a las orquídeas: sobre una capa ensabanada predominante, hebras y golpes acanelados como los de la flor de los gamones. Rara como espectacular: don Álvaro Domecq llegó a fijar la pinta en su ganadería. Y de ahí ese toro tan lustroso de Torrealta, de ancho escaparate. La impecable pinta tenía de lastre un detalle inconveniente: al toro no le habían quitado de las orejas los crotales sanitarios. De plástico amarillo.

Los dos torrealtas entraron en los lotes de Rafaelillo y El Fandi, se echaron por delante y abrieron corrida. Cuestiones laberínticas de protocolo. El mejor de la corrida iba a jugarse de tercero. El primero de La Palmosilla, por tanto, que, corto de manos y bien cortado, acapachado pero de amplio balcón y astifino desde la cepa al pitón, fue también el de más trapío de los seis.

El más ofensivo. Se empleó en el caballo, pero las dos primeras varas, encabalgadas, las tomó suelto en la puerta y recién asomado el picador. Un imponderable: esos puyazos no cuentan, pero se vio el estilo del toro, que tomó un tercer puyazo y salió de él templado y descolgado, vivo a pesar de haber sangrado no poco.

Hondo, acapachado y recogido, el cuarto también se picó por azar en la puerta, pero éste se blandeó y escupió, echó la cara arriba y de lo que fue un cuarto puyazo terminó por salirse suelto.

Irregular el aire: se soltaba pero se acordaba de volver.

Rafaelillo, que había pecado de precipitado con el flor de gamón de Torrealta, volvió a pecar de lo mismo con este toro de La Palmosilla, casi 600 kilos, alta la cruz, no descolgado pero manejable. Sólo que el exceso de castigo en varas pasó factura y, sin llegar a defenderse, dejó de trabajar. Curtido en tremendas películas de gladiadores, Rafaelillo utilizó con este las armas propias de las otras batallas. No le convino al toro la pelea ni el toreo de poder y someter mucho y muy seguido.

El sexto, lesionado de las manos, fue devuelto después de banderilleado y el honor de la media corrida de La Palmosilla lo defendió con su seráfica bondad un quinto largo y alto, recogido de cuerna, que se enceló sin apretar en el caballo de pica y tuvo que ser coleado de la primera vara. El Fandi se acopló con el toro enseguida: lo templó de capa en verónicas cortas, cinco en un ramo, y media muy gustosa; lo banderilleó con recursos, facultades y salero a pesar de que el toro no le vino al galope; firmó, a favor de querencia del toro, un espléndido recorte del repertorio de capa y se animó con una faena larga de verdad. Porque El Fandi se sentiría a placer ante tanta bondad y fijeza. Como todas las largas, la faena, muy segura, de sobrado oficio, tuvo de todo: una explosiva tanda de redondos de rodillas, una tanda con la izquierda de gran calado, un final de péndulos y rizos algo asfixiante. Pese a lo larga, la faena midió bien al toro.

El segundo Torrealta estuvo a punto de acularse afligido después de la segunda vara. El Fandi lo corrió hacia atrás en un alarde notable de lidiador sabio. Hubo que tirar del toro mucho, y casi remolcarlo, y eso lo hizo El Fandi suavemente, con autoridad y sin tirones. Fue excelente la estocada.

El sobrero de Moisés Fraile, encaste Lisardo, apretó de bravo en el caballo y El Fandi estuvo oportunísimo en un quite providencial a caballo derribado junto a la puerta de arrastre. Ni una palma para subrayar ese detalle de torero largo. Aunque en banderillas no llegó a definirse, el toro rompió a bueno. Tuvo clase y entrega.

Tejela, comprometido por un brindis al público, se templó de verdad en dos tandas de mano baja, de ajuste a toro tapado casi siempre y no soltado. El ritmo fue preciso. Otra vez el Tejela de gran expresión. Pero por la mano izquierda, menos sencillo de gobernar el viaje, Tejela no dominó ni los nervios ni al toro.