Opinion

¿Zapatero? Cuidado con él

Débil y amortizado como presidente pero líder indiscutible en el PSOE

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Suenan voces reconocidas y reconocibles con la insistencia con que Zapatero decía aquello de que el término 'nación' era un concepto discutido y discutible. Lo que queda del viejo PSOE es más bien poco porque ya se esmeró su actual secretario general en laminarlo sin disimulo. Algún pellizco de monja le llega a Zapatero de Almunia, siempre correcto; de Solchaga, siempre incorrecto y sincero; de Ibarra, por lo general ambiguo e intermitente; de Bono, pendiente y resistente, y ahora de Felipe González. González fue audaz cuando esbozó la teoría del jarrón chino asimilado a la figura de un ex presidente de Gobierno. Ya saben, son valiosos y prescindibles. Jarrón chino es González, lo es también Aznar, ambos tienen la misma propiedad: son decorativos especialmente cuando les da por hablar. No se conforman con mirar o ser mirados. Desde ese inconformismo Aznar le contó a Rajoy que cuando se sale a empatar un partido, se pierde. Y desde ahí Felipe González recuerda a Zapatero que es de sabios rectificar, pero de necios hacerlo todos los días. ¿Ha llamado necio a Zapatero? Considérenlo ustedes: si hay alguien que ha hecho un oficio de la rectificación, ése es el de La Moncloa. Si hay un dirigente que ha rectificado su política económica y social, que se ha rectificado a sí mismo y con pasión ése es Zapatero. Creo, sin embargo, que el ex presidente sólo estaba utilizando la palabra «necio» en su significado más dulce, es decir, imprudente, terco, obstinado. González tiene razón, y más tendría si la expresara dentro del PSOE. Nadie le dice a la cara que es un necio, algo que muchos de los suyos creen, lo que resulta paradójico: débil y amortizado como presidente pero líder incuestionable en el PSOE. Cuidado con él, me dice un eurodiputado que sestea en Estrasburgo: aún tiene la facultad de hacer las listas. Así es cómo ven los viejos socialistas a su secretario general, lo que con seguridad le importa poco. Es difícil encontrar a alguien más refractario a la crítica, e imposible dar con persona de tan envidiable capacidad de recuperación de ánimo. Cómo si no se explican la fotografía en la que un arrobado Zapatero mira a la atractiva alpinista Edurne Pasaban. ¿Mira así alguien preocupado? ¿Sonríe de esa manera el político y sobrepasado por las circunstancias? No, oigan, no. ¿De qué pasta está hecho el presidente? Les confieso que es un enigma para mí bastante más complejo que su preparación en la ciencia económica. No conforme con la mirada, insatisfecho aún con la sonrisa que dedica a la flamante Medalla de Oro al Mérito Deportivo, Zapatero hace un discurso para Edurne que resulta ser para él. González le llama necio, pero él remonta el vuelo, y para explicar los logros de Pasaban dice que «cuanto más duras parecen las cosas más fortaleza parece nacer entre nosotros». ¿Es éste un político acabado? Puede que todo el mundo lo crea. Desde luego él no. Cuidado con él. Mucho cuidado.