Un año más, admiradores y políticos municipales visitaron el mausoleo de la cantante. :: LA VOZ
Sociedad

Cuatro años sin Rocío

El Ayuntamiento y los admiradores de la artista la homenajearon con una ofrenda floral en su mausoleo

CHIPIONA. Actualizado: Guardar
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«Nosotros no sentimos que esté muerta, porque su música y su arte están más vivos que nunca». Primero de junio, año 2006. Los peores pronósticos se confirmaron y Chipiona se despertó con la más trágica de las noticias que, no por previsible, fue menos dolorosa. Los tratamientos y los hospitales no pudieron con la enfermedad y la agonía terminó. Rocío Jurado murió víctima del cáncer de páncreas que le diagnosticaron cuando se encontraba en uno de sus momentos más dulces.

Con 61 años, su apacible vida en la finca 'La Yerbabuena', junto a su marido, José Ortega Cano, y sus dos hijos pequeños, era la mejor recompensa para una infatigable carrera jalonada de éxitos, pero a base de mucho trabajo. La tenaz chiquilla que salió de la pequeña villa costera en los complicados años sesenta y consiguió por sus propios méritos convertirse en una de las artistas más importantes de la historia, había pasado a la historia.

Un pueblo de luto

Aquella mañana de junio no había consuelo para Chipiona. El pueblo entero se vistió de luto y los chipioneros se echaron a la calle para llorar la desaparición de su artista más internacional, de su mejor embajadora, pero sobre todo, de su paisana más querida. La conmoción sacudió a la localidad desde primera hora de la mañana hasta casi la medianoche, cuando el coche fúnebre llegó a la explanada del Santuario de la Virgen de Regla, donde una muchedumbre acompañó con su silencio a la familia. Al día siguiente miles de personas aplaudieron al paso del féretro hasta el cementerio municipal.

Cuatro años después, los fans más incondicionales de Rocío Jurado no pasan por alto esta fecha teñida de gris y acuden al cementerio de San José para homenajear a la artista en el cuarto aniversario de su fallecimiento. A las doce del mediodía, el calor es sofocante. La imponente estatua de la artista, cuya bata de cola se esparce sobre el mármol blanco, sigue impresionando. Con el clavel que popularizó con su cante en una mano, y la medalla de la Virgen de Regla en otra, mira de frente y causa respeto.

«Es un día fatídico para nosotros, pero nos reconforta venir a Chipiona, pasear por sus lugares preferidos y recordarla con el cariño que ella misma nos daba a sus admiradores». Carmen Barroso, presidenta de la asociación 'RJ La más grande', coloca un centro de claveles blancos a los pies del mausoleo instalado en el camposanto chipionero. «No queremos coronas de flores, porque eso es cosa de difuntos y ella sigue viva para nosotros».

«Sabemos que Gloria Mohedano ha venido más temprano, pero no sabemos si Ortega Cano lo hará o no». En el camposanto, alrededor de veinte personas. «Pero hay mucha gente que no puede venir, aunque llevan a Rocío en su corazón».

El alcalde de Chipiona, Manuel García, acompañado por varios concejales, hace lo propio en representación del pueblo y agasaja con flores el recuerdo de la artista. Hace poco menos de un mes le fue concedida la Medalla de Oro de la ciudad, a título póstumo.