Colombia fortalece su democracia
En una jornada electoral sin incidentes notables, los votantes pusieron broche final a ocho años de mandato de su presidente más popular Santos dice que acatará lo que diga el pueblo y Mockus, que ha llegado el día de cambiar la historia
Actualizado: GuardarIncidentes menores -a pesar de las amenazas de la guerrilla- y confianza en una elevada participación marcaron ayer una jornada en la que treinta millones de colombianos estaban llamados a las urnas para elegir entre nueve candidatos al sustituto de Álvaro Uribe, el presidente más popular en la historia del país sudamericano. Según los sondeos, ninguno de los aspirantes obtendrá más del 50% de las papeletas necesarias para alzarse con la jefatura del Estado y habrá que esperar a una segunda vuelta fijada para el día 20 para conocer el desenlace definitivo. A nadie se le escapa que, salvo sorpresa mayúscula, la ronda definitiva se dirimirá entre el uribista y ex ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, y el renovador y líder del Partido Verde, Antanas Mockus.
Uribe, acompañado de su esposa Lina Moreno, fue el primero en depositar el voto en su colegio electoral a las 8 de la mañana (las 15, hora peninsular española). Tras ejercer su derecho, el mandatario saliente apeló a sus compatriotas para animarles a que fueran a las urnas. «El voto de conciencia es por la dignidad de la patria», dijo. En la misma plaza de Bolívar de Bogotá, depositaron su sufragio muchas de las personalidades de la vida política.
Cuarenta y cinco minutos después, Mockus, su esposa, dos de sus hijas y los también ex alcaldes capitalinos Lucho Garzón y Enrique Peñalosa, dos de sus colaboradores más cercanos, llegaban a la Hemeroteca Nacional para votar. El candidato del Partido Verde tardó quince minutos en poder rellenar su papeleta ante los requerimientos y aplausos de sus seguidores. Mockus aprovechó también para pedir a sus compatriotas que hicieran uso de la «responsabilidad» para poner su voto «al servicio de la patria y en función de lo más fundamental en su vida». Poco antes, en su página de una red social el líder 'verde' escribió que «ha llegado el día de cambiar la historia. Demostraremos en las urnas lo que hemos construido en las calles y redes sociales».
«Entusiasmo» ciudadano
Sobre las 10 horas fue Juan Manuel Santos quien tras ejercer su derecho en el Liceo Francés de la capital, destacaba el «entusiasmo» de los ciudadanos. «Francamente, a lo que más aspiro es a que el país y la democracia salgan fortalecidos de esta contienda», dijo el candidato del Partido de la U. «Lo que resuelva el pueblo colombiano, yo lo acataré», agregó.
Todos los aspirantes han prometido imprimir su sello personal para seguir la senda trazada desde hace ocho años en materia de seguridad por Uribe, a quien la Corte Suprema le cerró la posibilidad de aspirar a un tercer mandato el pasado febrero. Desde ese momento, y en medio de la apatía de la población, se daba por descontado que Santos ganaría frente cualquier rival conocido de partidos tradicionales. Pero llegó Mockus, un bicho raro de la política. Alejado de las formaciones tradicionales, se enroló en el Partido Verde con la promesa de «oxigenar» la política nacional.
Era un mensaje tentador para una sociedad castigada por las guerrillas, escandalizada por las relaciones incestuosas de políticos y paramilitares, por los excesos de algunos militares en la lucha contra la violencia y por la corrupción. Además, la promesa del peculiar matemático y filósofo de mantener a raya a los grupos armados con la «legalidad» constitucional, su correcta trayectoria como alcalde de Bogotá y su fama de honesto acabaron por convencer a los colombianos para mojarse, metafórica y literalmente -las fuertes lluvias también acudieron a la cita- en la jornada electoral. Mockus contaba además con la baza de que casi cuatro millones de jóvenes podían votar por vez primera, ya que, según las previsiones, la mayoría pensaba hacerlo por él.
Por esa razón, las autoridades confiaban en que al menos 16 millones de votantes, tres millones más que el 14 de marzo, acudieran a las urnas rompiendo la tónica abstencionista. Además, un 56% de los censados habían confirmado su «voluntad» de votar. El llamamiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a no hacerlo, sus intentos violentos de boicotear la cita electoral, su coacción contra simpatizantes de Santos, la advertencia del aspirante oficialista y de su principal rival de que podría registrarse fraude con el método de la tinta invisible fueron algunas de las anomalías denunciadas, aunque observadores internacionales avalaron la normalidad de la jornada.