Kobe Bryant lanza la bola ante Grant Hill. :: EFE
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La magia de Bryant da otra final a los Lakers, que lucharán con los Celtics

MADRID. Actualizado: Guardar
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Kobe Bryant desplegó toda su magia para dar a los Lakers su tercera final de NBA consecutiva. Los angelinos se impusieron en el sexto partido de la serie a Phoenix 103-111 y se proclamaron campeones de la Conferencia Oeste (4-2). El último escollo para revalidar el anillo conquistado en 2009 serán los Celtics. Será la undécima vez que los dos equipos más laureados de la NBA se vean las caras en una final. En la última ocasión, hace dos años, el 'Big Three' les dio un repaso a los californianos.

«¿Era Kobe o era Michael Jordan?», se preguntó el técnico de Phoenix, Alvin Gentry, en rueda de prensa. «No podría decir la diferencia. Fue una actuación grandiosa. Hicimos todo lo posible», explicó. Y es que por enésima vez, Bryant se convirtió en la pieza angular de los californianos. El escolta púrpura y oro anotó 37 puntos y capturó seis rebotes tras una actuación portentosa.

A lo Michael Jordan

Apareció en los momentos claves para reactivar a los suyos. Les dio oxígeno cuando lo necesitaban, al tiempo que desmoralizaba al rival. Anotó nueve puntos en los dos minutos finales, frenando en seco a los Suns, que habían reducido a cuatro puntos una desventaja de 17. Pero una canasta de Kobe por encima de los brazos extendidos de Grant Hill puso el choque 107-100 para los Lakers y acabó con el sueño local.

En los Lakers, Pau Gasol estuvo muy apagado. El de Sant Boi apenas aportó nueve puntos, con un pésimo 2 de 9 en tiros de campo y 5 de 6 desde la línea de personal. Además, el catalán capturó siete rebotes y repartió dos asistencias en los 41 minutos que estuvo sobre la pista. El pívot Andrew Bynum se quedó en 10 puntos y seis rebotes. Artest, que en menos de 24 horas pasó de héroe a villano en los Lakers, respondió con el mejor partido de playoffs en su carrera, con 25 puntos. El polémico alero angelino había decidido el triunfo del quinto partido con una canasta en el último segundo, pero al día siguiente recibió una multa por parte del entrenador Phil Jackson, por llegar 30 minutos tarde al entrenamiento.