ESPAÑA

'Millet' y 'Pretoria' alimentan la abstención

Es factible que en las elecciones autonómicas de otoño no vote ni la mitad del censo por el desengaño ciudadano con la actividad política Estos casos de corrupción en Cataluña pueden afectar más a los socialistas que a los nacionalistas

BARCELONA. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Perdón a todos». Con estas palabras arrancó José Montilla su discurso en la IV Convención Municipal del PSC, celebrada en noviembre pasado, poco después de que se destapara el 'caso Pretoria', que salpica a su partido. El discurso ha resultado premonitorio sobre lo que ha ocurrido después en el último tramo de la legislatura, rematada por dos escándalos de corrupción que han puesto patas arriba la política catalana: los casos 'Millet' y 'Pretoria'.

«Los dos gobiernos tripartitos han estado marcados por temas como el 'Estatut', la sentencia del Tribunal Constitucional y la financiación autonómica que han tensionado mucho a la ciudadanía», señala Gabriel Colomé, director del Centre d'Estudis de Opinió (CEO), el CIS catalán.»Esta tensión crea muchas turbulencias en el sistema, lo que crea malestar, más aún con los últimos casos de corrupción», añade.

De ahí la preocupación que muestran las fuerzas políticas catalanas tras hacerse público del sumario Pretoria. Y es que son muchos los nombres de dirigentes políticos que aparecen citados en el auto, lo cual no quiere decir que hayan realizado ninguna irregularidad, pero supone un nuevo jarro de agua fría y vuelve a agitar el fantasma de la desafección entre la ciudadanía y la política. No en vano, la insatisfacción política es el segundo problema que más preocupa a los catalanes, después de la situación económica.

«Aún no tenemos cuantificado cómo afectarán los casos de corrupción en las elecciones, pero sí podemos intuir que la abstención aumentará», señala Colomé. El electorado catalán tiene un comportamiento diferente según cuál sea la convocatoria electoral, explica el director del CEO, pero según sus pronósticos peligra la barrera del 50% de participación. Hace cuatro años, el 56% de los catalanes acudieron a votar, por lo que un 50% o menos supondría un fuerte castigo de la ciudadanía, que sigue expresando, encuesta tras encuesta, una gran desconfianza hacia sus políticos. Hasta el punto de que el 74,3% asumen la frase de «los políticos sólo buscan el beneficio propio», y el 77,9% están en desacuerdo con la de «creo que los políticos no tienen en cuenta lo que piensa la gente», según el último sondeo del CEO.

Voto en blanco

Este «malestar» y «desasosiego», del que habla Colomé, se demuestra en el hecho de que hoy por hoy, en función de los estudios que maneja este organismo dependiente de la Generalitat, la tercera fuerza política de Cataluña sería el voto en blanco. «Es un serio toque de atención de una importante parte de la población que quiere votar, pero no le satisface ninguna opción», apunta.

Aunque la corrupción está salpicando a diestro y siniestro -de forma resumida podría decirse que el caso Millet afecta a CiU y el caso Pretoria al PSC-, Colomé opina que históricamente el votante de izquierdas ha sido más implacable con la corrupción que el electorado de derechas. «Ahí tenemos el 'caso Gürtel', que de momento no está perjudicando al PP», pone como ejemplo del escaso impacto en la derecha de la corrupción.

En cambio el 'caso Pretoria', una trama de presunta corrupción urbanística que operó en Santa Coloma de Gramanet, Badalona y L'Hospitalet, todos ellos los principales graneros de votos del socialismo catalán, «puede tener más incidencia», afirma. Las encuestas más recientes así lo atestiguan. La última es la del propio CEO este mes, que vaticina una victoria de CiU, con el 25% de votos, por delante del PSC, 17,5%, ERC, 6,6%, PPC, 4,3%, ICV-EUiA, 5,0%, y Ciutadans, 1,1%.

La que publicó 'La Vanguardia' en mayo era mucho más desalentadora para el tripartito: CiU obtendría entre 63 y 64 diputados frente a los 48 que obtuvo en las elecciones de 2006, en tanto que los socialistas tendrían 33 ó 34 diputados frente a los 37 que sumó en 2006. Mientras, el PP se mantendría con 14 diputados y ERC se quedaría en 13 escaños de los 21 con los que cuenta ahora. ICV pedería uno y se quedaría en 11 y Ciutadans desaparecería.