LA HOJA ROJA

DE PERDIDOS AL RÍO

Aunque para el común de los mortales lo del Congreso Mundial de Periodismo no ha sido para tanto, sí es justo reconocer que empezamos a sonar más allá del Puente Suazo

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No he sido nunca una 'lostie', que es como llaman en la Red a los seguidores y fanáticos de la serie 'Perdidos'. Si acaso, vi un par de capítulos de la primera temporada y luego, me aburrí tanto que no volví a preocuparme por aquella isla ni por aquella panda de gente extraña, hasta que la pasada semana, ya lo saben, acabó para siempre la serie en medio de una traca de maratones y polémicas. Me alegré, eso sí, -fue una alegría carpetovetónica, todo hay que decirlo- al saber que en España por primera vez desde que el mundo es televisión, se pudo ver el final de la historia media hora antes que en EE UU. Un final que dejó frío a la mitad de los seguidores, y acalorados a la otra mitad porque se habían sentido defraudados después de aguantar durante seis años las majaderías de Jack Shephard y compañía. Es lo que tiene la decepción, que unos por un lado y otros por otro, al final es donde nos encontramos todos. En fin. El caso es que, como diría don Hilarión, hoy las cosas se adelantan que es una barbaridad.

Y de adelantos va la semana. Antes de tiempo se van a concluir las obras de adecentamiento de la plaza del mercado. Sí, ya lo sé. Lo de las palmeras sobraba, que no vivimos en Los Ángeles, sobre todo por razones históricas, porque aquella zona fue en su día un parque de eucaliptos después de que se lo desamortizaran a los frailes -andamos como andamos de memoria. En cualquier caso, el compromiso municipal era terminar la reforma de la plaza antes de que acabara junio y, visto lo visto, la inauguración es cuestión de días. Parece que hay prisas. Ya adelantó sus fechas el Cádiz en Danza, se precipitó -y cómo- en el calendario eso del Cádiz de Color. hasta un carnaval se nos adelantó el pasado miércoles. Y eso que, como nadie se lo advirtió, pensó usted que era una manifestación de funcionarios cabreados. Pero no. Era el Carnaval de Barranquilla que venía a sustituir al Ballet de Camagüey en el Festival Iberoamericano de Música Manuel de Falla. Y es que a falta de pan, bien está el circo. Un circo que anda ventilando las lonas para la carpa en la que nos vamos a convertir de aquí a dos años.

Las primeras señales de humo -por el humo se sabe dónde está el fuego- vinieron de la mano de la APC y su Congreso Mundial de Periodismo La Pepa 2012, que ha convertido a nuestra ciudad por unos días en el centro de atención internacional para los profesionales de la información y en un lugar común para la defensa de la libertad de expresión -eso al menos, decía la publicidad-. Y aunque para el común de los mortales con los que usted y yo nos codeamos, tampoco ha sido para tanto, sí es justo reconocer que empezamos a sonar más allá del Puente Suazo. Más de trescientas personas -como los ediles iberoamericanos que van a venir a reunirse aquí en el 2012- han dormido, han comido y han vivido en esta ciudad sin colapsarla, sin que el comercio tuviera que abrir más de la cuenta, sin que la vida se alterara. Como ensayo está muy, pero que muy bien. La clausura del congreso que ayer presidieron los Príncipes de Asturias, se extenderá hasta esta noche para coincidir con la de la segunda edición del FILE -que es como queda guay llamarlo- en San Antonio, con un concierto -totalmente prescindible- de El Bicho, la Shica y Terrafolk. No diré nada para evitar que luego me llamen cateta, pero entre esto y Eurovisión me lo ponen difícil. Dicen que el concierto pretende involucrar a la ciudadanía en la defensa de la libertad de expresión en el mundo, será eso.

Y si la semana pasada estuvo marcada por el Congreso Mundial de Periodistas y por los últimos coletazos del Festival Iberoamericano de Música Manuel de Falla -que también termina esta noche- la que viene, comienza la veintisiete edición del Festival Internacional del Títere. Una cita que quizá sea de las más interesantes que organiza nuestro Ayuntamiento y una de las que más beneficios reporta por aquello que donde va un niño van sus padres detrás. Total, que no dejen de ver a la Tía Norica en el baluarte de la Candelaria, porque si todo sale bien, el próximo año estará listo el Teatro de la calle San Miguel -siete años o más, llevo soportando la obra. Va la cosa adelantada.

Imparable, diría si se tratara de la Junta. O implacable. No sé. El caso es que los famosos hitos que nos iban a saludar desde las alturas para el Bicentenario no estarán listos. El nuevo PGOU ha dejado fuera la torre de treinta y seis plantas que iban a levantar donde están las casitas bajas. Ya no habrá Torre 2012. Tampoco me sorprende. Casi nada estará listo para entonces. Qué le vamos a hacer. Y como de perdidos al río, que dice el refrán, sólo nos queda mirar hacia delante. Porque como miremos para detrás corremos el mismo riesgo que la mujer de Lot. Advertidos quedamos, que no hay nada nuevo bajo el sol. En 1921, el 'New York Times' publicaba un artículo sobre Cádiz en el que comentaba las bondades de la ciudad y nos definía como 'la Venecia de España'. Es lo que tienen las hemerotecas. Búsquenlo, es muy reconciliador, el artículo se llamaba 'Cádiz, la ciudad risueña' ¿por qué me sonará tanto?