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Las estrellas de la Fórmula Uno deben estar siempre localizadas por la FIA

ESTAMBUL. Actualizado: Guardar
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Ajenos a los esquemas de otros deportes, inmersos en la legalidad de la siempre inescrutable Fórmula Uno, los pilotos permanecen habitualmente al margen de las normas deportivas, salvo las que marcan los contratos con sus equipos y las que establece la Federación Internacional del Automóvil (FIA). Pero hay un precepto del que no escapan por ser vos quien sois. Como otros atletas, futbolistas o ciclistas, deben informar de forma permanente a la FIA sobre su paradero al menos con tres meses de anticipación.

El asunto tiene que ver más con el procedimiento normativo que con otros asuntos escabrosos. En el ciclismo o en el atletismo, sus practicantes han estado de forma continua bajo sospecha por temas de dopaje. Y hace seis años fueron los pioneros en empezar a cumplimentar el FLD (formulario de localización de deportistas), o lo que es lo mismo, el impreso de la libertad condicional.

A sugerencia de la Agencia Mundial Antidopaje, consistía entonces y sigue consistiendo ahora en comunicar por anticipado la localización durante tres meses. El trasfondo de la propuesta era la posibilidad de facilitar los controles por sorpresa. Sabiendo donde está el deportista, los vampiros podían desplazarse sin previo conocimiento del intervenido.

Esta práctica toca muy de refilón a la F-1. Tanto que muchos de sus integrantes ni siquiera saben que existe. Se amparan en una sentencia del anterior presidente de la FIA, Max Mosley.

Pero la ley de la libertad vigilada sigue vigente y en la caso de la estrellas se cumple. Por ejemplo, en Fernando Alonso. Los asesores del piloto asturiano tienen que planificar sus movimientos con cierta perspectiva para evitar alguna sanción. Y como nadie conoce su paradero de trimestre en trimestre, cada vez que Alonso debe viajar por sorpresa para cualquier cuestión no prevista en su agenda, ahí funciona su grupo de trabajo.