Artículos

FE DE HORRORES

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El derecho a seguir acumulando deudas debiera figurar entre los llamados «humanos», que tardaron mucho en aprobarse, por cierto. Se le está negando a los excelentísimos Ayuntamientos, que pronto tendrán que sustituir a los antiguos maceros por los Hombres del Frac, que son igualmente impávidos y resistentes. Se sabe que el dinero preocupa en mayor escala a quienes piensan devolver el que pidieron prestado, pero nuestras deudas han ido a más en la misma medida que el Gobierno iba yendo a menos. Todos los alcaldes son como el de Zalamea y le echan mucho valor. Por algo en su bastón hay dos bolitas.

Algo parecido a una rebelión ha forzado al Zapatero a corregir el decretazo, más conocido por el tijeretazo. Últimamente está cosechando muchos abucheos, pero los más temibles son los que en su propio bando no le levantan la voz porque están levantando la liebre. Es ostensible que se le han echado de pronto unos cuantos años encima. Lo que en algún país hispanoamericano definen como «la caída del viejazo», o sea, lo que aquí llamamos «un bajón». Es pronto y no hay que exagerar.

Lo más probable es que haya cambiado voluntariamente su esplendorosa sonrisa por un gesto adusto, para no desentonar con el que exhiben la mayoría de sus compatriotas. También puede suceder que le haya afectado el célebre síndrome de la Moncloa. Cualquiera sabe, pero todos vamos a saberlo dentro de poco.

La fe de errores es más bien de horrores. La cosa está que arde, pero aún no hay llamas, sino un intenso olor a chamusquina. Lo peor es que los bomberos siguen pisándose la manguera. Nunca he creído eso de que cada nación o cada persona tenga lo que se merece. ¿Qué hemos hecho nosotros para merecer esto? A pesar de todos los pesares el pueblo español sigue siendo mejor que sus rectores.