ESPAÑA

Zapatero cede ante el PSOE y anuncia un nuevo impuesto para las grandes fortunas

El presidente del Gobierno señala que el gravamen para multimillonarios se aprobará «en breves semanas»

MADRID. Actualizado: Guardar
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Después de dos semanas de anuncios y desmentidos, de contradicciones entre ministros, de bandazos, frenazos y acelerones, la dirección del PSOE se ha impuesto al equipo económico de la vicepresidenta Elena Salgado. Habrá impuesto específico para las grandes fortunas y el Gobierno lo aprobará «en breves semanas». Así lo anunció ayer en el Congreso José Luis Rodríguez Zapatero, para alborozo de la bancada socialista, que, tras días de recibir embestidas desde la izquierda y la derecha por los recortes, tiene un argumento para defender que los ajustes no sólo los pagarán la clase media, los funcionarios y los pensionistas, sino que el Ejecutivo también va a apretar el cinturón «a los ricos». «Queremos un esfuerzo [social] lo más equitativo posible», dijo.

El presidente del Gobierno, a preguntas de Mariano Rajoy, no desveló los detalles del impuesto porque, aclaró, el Ministerio de Economía aún trabaja en su diseño y «evalúa las posibilidades». Pero dio pistas significativas: se tratará de «una nueva figura» impositiva, totalmente ajena a los impuestos de la renta, sociedades o sucesiones que afectan a todos los contribuyentes; será una imposición de carácter «temporal» por tratarse de una medida para reducir el alto déficit que asfixia a las cuentas públicas; y tiene como objetivo «pedir un esfuerzo solidario a los que más tienen, a los ciudadanos con una alta capacidad económica».

Zapatero no determinó qué cifra entiende el Gobierno por «alta capacidad», pero dijo que estará dirigido a gravar a «los más ricos» y que estarán exentos de su pago «el 99,99% ó más» de los españoles. Dicho de otra manera, es un tributo específico para ciudadanos con rentas y patrimonios multimillonarios que, según se deduce del porcentaje utilizado por Zapatero, no debería afectar ni a 5.000 contribuyentes.

El jefe del Ejecutivo tampoco fijó la fecha en que el gravamen será aprobado en el Consejo de Ministros, pero la referencia temporal «en breves semanas» hizo pensar a muchos diputados que su detalle podría conocerse en el Debate sobre el estado de la Nación, que todavía no tiene fecha, pero que se podría celebrar en la segunda semana de julio.

El presidente del Gobierno lanzó ayer otros dos mensajes tranquilizadores para las clases medias. El primero, que este tributo es la «única» subida de impuestos que tiene prevista el Gobierno dentro de su plan de recorte del déficit público y de impulso de la economía a corto y medio plazo, a excepción de la del IVA, que entrará en vigor el próximo 1 de julio, según se aprobó en diciembre pasado en la ley de Presupuestos para 2010.

Fin a un pulso

El segundo, que, a diferencia de los que ocurre con las subidas del IRPF con la retirada de la deducción de los 400 euros y del aumento en dos puntos del IVA general, que provocarán un cierto retraimiento del consumo, será neutro para la economía y no perjudicará al crecimiento ni a las expectativas de creación de empleo porque los afectados tienen mucho dinero y el pago del nuevo impuesto no debería provocar cambios en sus hábitos de vida y gasto.

Las palabras de Zapatero parece que ponen fin a un pulso no confesado, pero explícito, que mantienen desde el 12 de mayo, cuando el presidente anunció en el Congreso la posibilidad de subir los impuestos a los sectores con más recursos económicos, la dirección del PSOE, cuyo mejor exponente es Leire Pajín, el grupo parlamentario y los ministros más políticos del Ejecutivo, como María Teresa de la Vega, José Blanco y Manuel Chaves, con Salgado, Miguel Sebastián y el resto del equipo económico. El chasco que para los primeros supuso que el pasado Consejo de Ministros no debatiese este tributo y que la vicepresidenta económica dijese que no era una medida «inminente» quedó enmendado.

Han triunfado pues las tesis que señalaban que el decreto de recortes había hecho añicos la imagen social del PSOE y que urgía encontrar una bandera desde la que reivindicar las señas de identidad socialistas. El sector económico era partidario de no quemar ahora este cartucho para ponerlo sobre la mesa el próximo otoño para negociar los Presupuestos con grupos de izquierda y como posible mensaje adicional a los mercados internacionales si volvían a dudar de la liquidez de las cuentas españolas.

Recordatorio

Zapatero no desperdició la oportunidad que le dio el anuncio del nuevo impuesto para recordar a Rajoy que en el debate de hace 15 días, cuando el líder popular le echó en cara que sólo iba contra los más débiles, dijo que tomaba nota del comentario para recordárselo en su momento. Hoy lo ha hecho. «Espero -dijo- que este esfuerzo (el impuesto para ricos) cuente con su apoyo».

El líder de la oposición, como minutos después hizo un portavoz de CiU, evitó exponer con claridad su opinión sobre el nuevo impuesto y se limitó a reprochar al presidente sus continuas «contradicciones» y «bandazos». Dio a entender además que tampoco apoyará esta medida, como otras del ajuste del gasto, porque «subir impuestos es malo para el consumo y el empleo».

La generalidad de la respuesta sirvió al jefe del Ejecutivo para poner en duda la talla intelectual de su contrincante porque «para cambiar de opinión hay que tenerla, pero usted -espetó- no puede porque no tiene ninguna».