Editorial

Explicaciones insuficientes

Zapatero insiste en desviar su responsabilidad al explicar los recortes sociales

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El presidente del Gobierno se dirigió ayer a los suyos en un mitin en Elche, por primera vez tras el anuncio del recorte social, y antes de que el Congreso convalide este jueves el decreto-ley que lo contiene. Y toda la intervención de Zapatero estuvo dirigida a convencer a su audiencia de que el ajuste, que afecta duramente a funcionarios y pensionistas, no representa un cambio ideológico ni un viraje de su política social sino apenas una respuesta dada «con contundencia y determinación» en un momento de excepcional gravedad para que España pueda volver al crecimiento económico y a la creación de empleo. «Ni cambio ni bandazo -fue la frase central del mitin-: respondemos a las circunstancias». Era previsible que el líder socialista intentara explicar de este modo el recorte, que, tras la crisis griega, es consecuencia de la incredulidad de los mercados ante el plan de convergencia que Europa se había trazado para llegar al equilibrio en 2013 y que, además de nuestro país, llevan a cabo Portugal e Italia, entre otros. Sin embargo, lo cuestionable es que, por una tardanza excesiva en el reconocimiento de la crisis y por un retraso injustificable en la adopción de medidas, hayamos llegado a la situación actual, con un déficit de más del 11% -tan sólo superado en la UE por el Reino Unido, que no está en la Eurozona-, que en nuestro caso representa un desequilibrio de excepcional gravedad ya que, por el estallido de la burbuja inmobiliaria y por defectos estructurales de nuestro mercado laboral, hemos rebasado la cifra inasumible de 4,6 millones de parados. Sin duda, la ciudadanía aceptará el sacrificio que se le impone porque de él dependen la recuperación y el salvamento de lo conseguido hasta aquí. Pero no por ello dejará de ser evidente que la terapia habría sido mucho menos dolorosa si se hubiera atacado con realismo y a su debido tiempo la enfermedad. Además, convendría ir advirtiendo a la opinión pública de que la recesión nos ha empobrecido a todos, por lo que tanto el sector público como los ciudadanos tenemos que aprender a vivir a partir de ahora más austeramente y en el marco de nuestras verdaderas posibilidades.