la opinión de josé vegazo

La vida en un minuto

La Blanca Paloma visita la casa jerezana unos 60 segundos, suficiente para quemar el alma y dejarla abrasada, sedienta de más

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Han tenido alguna vez la sensación de que la vida se les escapa en un minuto? No sé si han experimentado la sensación de esperar algo con fe, con ilusión, con las exigencias que ofrece esperar algo que sabes que te cambiará la vida, pero que se te irá de la misma manera que se ha ido. La vida en un minuto. Así de simple, pero así de complicado a la vez. Es un instante fugaz, como quien se pierde por primera vez en los brazos de la mujer que ama, o cuando mira a un ser querido que sabes que no volverás a ver. Un minuto que sabes que marcará tu vida.

Eso es lo que sienten los rocieros cuando llega el lunes de pentecostés. Llevan meses rezando, cantando, soñando con ese momento. El momento único e irrepetible en el que los almonteños, en un esfuerzo ímprobo, acercan con fe a la Madre de Dios hasta la reja de tu casa de hermandad, mientras que las salves y los vivas rompen el aire. ¿Saben cuánto tiempo está la Virgen en Jerez? Un minuto. Arriba o abajo, pero apenas un minuto.

Y pasa volando... No son sesenta segundos, más bien parecerían seis. Es un suspiro, un leve aliento, un fuego que te quema el alma y te lo deja abrasado, dolorido, sediento de más. Eso es el Rocío, un soplo de fe que refresca ideas y convicciones. Quizá por eso este año Raúl ha entrado con Jerez de carretero, por fe. Quizá por eso, Bellavista completa ha callado un minuto en la presentación de la hermandad recordando a los que ya no están en un gesto sin precedentes en la historia reciente de la hermandad de Jerez.

Un fuego imposible de apagar, eso es el Rocío. Así lo describió en su homilía el padre Alexis, quien sin saberlo, supo explicar perfectamente lo que muchos sentimos en este fin de semana. Un fuego violento, áspero, seco, que tendrá su momento más importante cuando la Blanca Paloma, abrazando a su Pastorcito Divino, quiera fundirse en un minuto de amor con su pueblo de Jerez. El reto lo tenemos ahora nosotros, los que hemos asistido a ese milagro. El objetivo es no olvidar cómo quema la mirada de la Blanca Paloma, saber lo que te exige ser rociero. La meta ahora es desarrollar, sin miedos y sin vergüenzas, las virtudes que todo buen rociero debe tener. Solidaridad, amistad, amor, compañerismo, fe, lealtad... Virtudes todas obligatorias para portar la medalla de la hermandad de Jerez en el pecho.

Ése es el reto, y lo tendremos más fácil que nunca. Porque hoy por la mañana recibiremos un fuego que durará aproximadamente un minuto. Tiempo más que suficiente para que arda, sin ningún tipo de reparo, toda la fe rociera por nuestras vidas y por las de los que nos rodean.